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Como anuncié, estimados lectores que me siguen, en El Camino de la Vida del 27 de febrero del 2020, esta ocasión abordaré el trayecto realizado desde los Trastornos Autistas de Contacto Afectivo (Kanner, 1943), posteriormente denominado Autismo Infantil Precoz y el Síndrome de Asperger o Psicopatía Autista (Asperger, 1944), hacia los Trastornos del Espectro Autista.

En El Camino de la Vida del 19 de febrero, presenté un esbozo biográfico del pediatra austriaco Hans Asperger y presenté una breve descripción de lo que es el Síndrome de Asperger. En el Camino de la Vida del 27 de febrero presenté un esbozo biográfico del médico ucraniano, radicado en los Estados Unidos, Leo Kanner y expuse una breve descripción de los Trastornos Autistas del Contacto Afectivo. Ahora, como expresé en el primer párrafo, trataré de describir qué pasó después con respecto al autismo.

Debe quedar claro que las ideas de Kanner con respecto al Autismo Infantil Precoz, fueron prácticamente dominantes en la descripción del autismo dado que, como antes dijimos, los trabajos de Grunya Efímovna Sujareva (1925), en la ex URSS, y los de Hans Asperger (1944), en Austria, permanecieron desconocidos, ocultos o deliberadamente negados, más allá de sus propias regiones y de Europa del Este, hasta prácticamente los años de 1990.

A pesar de que tanto Kanner como Bernard Rimland (1928-2006) se encargaron de magnificar y atribuir a Bruno Bettelheim (1903-1990) como el artífice de la hipótesis psicógena del autismo y, consecuentemente, de la tesis de La Crianza Tóxica, por parte de las “madres esquizofrenógenas” como antecedente causal del autismo infantil precoz, no pudo ocultarse que el propio Kanner fue el creador de la idea de la crianza tóxica por parte de las “madres congeladoras”. En realidad, tales supuestos derivan más de la psiquiatría que de la propia psicología y, como sabemos, pese a que Leo Kanner no era psiquiatra de formación (pues como ya se dijo, era médico cardiólogo), sí era reconocido como el psiquiatra infantil más importante en los Estados Unidos desde 1944 hasta prácticamente la década de los 80´s del siglo pasado.

Frieda Fromm-Reichmann (1889-1957) y Bruno Bettelheim, ambos psiquiatras de formación freudiana son los creadores más directos de la esquizofrenogénesis, derivada de relaciones tóxicas de las madres con sus hijos. Por su lado la psiquiatra y psicoanalistas Melanie Klein (1882-1960) y la psiquiatra y psicoanalista Margaret Mahler (1897-1985) supusieron que el “autismo” era una fase del desarrollo normal del niño, orientado hacia el “Yo”, de modo que en esa etapa de la infancia no hay principio de realidad en la estructura psíquica de los bebés, más tarde se supera este estado y sigue el curso normal del desarrollo. A dicha fase del desarrollo le denominaron “autismo primario”. ¡Ah! Pero si dentro de la dinámica del desarrollo y de relaciones entre la madre y el hijo se envían “mensajes negativos” inconscientes por parte de la primera, no se logrará salir de la etapa del autismo primario y habrá una “detención” o “fijación” del desarrollo en dicha etapa autista o, en otros casos, se observará una “regresión” a dicho estado. Este segundo momento lo consideraron como el “autismo secundario”; es decir, patológico, que denominaron “Psicosis Infantil”.

Bruno Bettelheim, quien antes de concluir la Segunda Guerra Mundial migró a Estados Unidos, también concibe al autismo como un fenómeno secundario a la dinámica de las relaciones negativas de mutualidad entre madre e hijo y supone, que a este síndrome, “autismo infantil precoz” o “psicosis infantil”, le subyace un proceso de “retirada inconsciente” hacia el propio “Yo” por parte del niño. A este proceso Bettelheim lo definió como “retirada autista”.

Éste era el contexto bajo el cual se hallaba la psiquiatría estadounidense hasta el término de la década de 1970, cuando la APA publica el DSM-III.

Bajo este entorno, Leo Kanner sugirió que los padres de los menores con autismo infantil precoz, de manera involuntaria provocaban el autismo en sus hijos; este espíritu “culpígeno” fue asumido por los familiares de los menores con autismo infantil precoz, así como por parte de la sociedad en general.

Según expresa Steve Silberman: “En un gesto coherente, el hombre que tiro a la papelera de la historia la teoría de la crianza tóxica fue el padre de una niña autista (…) psicólogo de la marina (…que no psiquiatra, ni psicoanalista…) llamado Bernard Rimland. Con su libro Infantile Autism (…) Estableció el autismo como un trastorno innato basado en la genética y en la neurología, antes que en las complejidades de la psique en desarrollo” (P.325).

Bernard Rimland, como padre de una menor con autismo, echó a andar la National Society for Autistic Children (Sociedad Nacional de Niños Autistas) y, mediante ésta, presionó para que se aprobara una legislación basada en el principio de que todos los niños tienen derecho a recibir educación, incluso aquellos con trastornos del desarrollo. Rimland fue uno de los primeros que activamente opuso férrea resistencia a la idea de que el autismo fuera un espectro o continuum y, tal como sugirió Kanner, afirmaba que el autismo era un síndrome único, monolítico, raro e infrecuente.

Asimismo, Rimland estableció una alianza poderosa con Ole Ivar Lovaas para promover e impulsar el Método Applied Behavior Analyses (ABA), en castellano Análisis Conductual Aplicado.

Tanto Rimland como Lovaas se formaron como psicólogos bajo la égida de B.F. Skinner, S.W. Bijou y Ch. Ferster, tres de los representantes más importantes del conductismo, en análisis experimental de la conducta y las técnicas de modificación de conducta.

Bajo el supuesto de que: “Para ser realistas, es más difícil modificar el comportamiento de la sociedad que el comportamiento de los niños”, se propusieron modificar el comportamiento de los niños.

Hasta este momento, existían dos alternativas pare enfrentar los problemas que implicaba para las familias la presencia de un menor con autismo; o bien, era necesario cambiar la sociedad para convertirla en un lugar que aceptara e incluyera a las personas con autismo infantil precoz, a través del Modelo la escuela es para todos los niños, incluso para los que adolecen de autismo; o bien, la otra alternativa, consistía en intentar cambiar a los niños para hacerlos más “aceptables socialmente”. Esta segunda opción fue la que eligieron Bernard Rimland e Ivar Lovaas a través de un programa de modificación de conducta que eliminara los comportamientos autistas del niño; dicho método fue el que se conoció como Análisis Conductual Aplicado (ABA). (Continuará)