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El valiente ve la muerte sólo una vez, de Diego Enrique Osorno - Foto: Foto: Especial

Platiquemos de libros: Las crónicas de Osorno

Nos platica del libro El valiente ve la muerte sólo una vez, de Diego Enrique Osorno, Ediciones Era, S. A. de C.V. México, octubre del 2019

Por: Carlos Garza Falla, Visitas: 2162

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El valiente ve la muerte sólo una vez muestra unas pinceladas magistrales de cómo se sobrevive en el norte de México, en cinco de ellas, la violencia es el actor principal, el telón de fondo de lo narrado por el cronista.

Este libro reúne seis crónicas, las nombro: 

  • El valiente ve la muerte sólo una vez
  • El exalcalde.
  • Ha muerto el inventor de la arrachera.
  • Así matan a un diputado en Sonora.
  • Los fiscales están solos.
  • Vengan a comer el coctel de camarón más grande del mundo en la tierra de las masacres más terribles de México.

 

La crónica en la que la violencia no está presente ni como actor, ni como telón de fondo es la que se titula: “Ha muerto el inventor de la arrachera”, la cual, sin duda es un homenaje personal e íntimo de nuestro cronista a José Inés Cantú, El Rey de la Arrachera, del cual dice: “Si en la literatura Juan Rulfo nos dejó Pedro Paramo, en la gastronomía (que también puede ser un arte) don Inés nos dejó la arrachera”.

En esta crónica-homenaje al inventor de la arrachera, Osorno habla de la ley del esfuerzo como la ley fundamental con la que “algunos grandes hombres de nuestro tiempo (y sin duda José Inés Cantú cae en esa categoría) encaran la cotidianidad”. Es la crónica más breve de todo el libro, tan solo cuatro páginas, sin embargo, estoy seguro que le dejan al lector un muy agradable sentimiento, el de la admiración y la empatía con don José Inés y el de la simpatía hacia nuestro cronista.

La crónica con la que cierra el libro: “Vengan a comer el coctel de camarón más grande del mundo en la tierra de las masacres más terribles de México”, es sin duda una joya, lleva de la mano al lector por una experiencia de exorcismo ingenuo, que pretende, mediante la elaboración del coctel de camarón más grande del mundo, enmarcado en un festival ad hoc, que el horror de las masacres perpetradas en ese lugar de la geografía nacional, desaparezca. Es una crónica de humor negro que muestra una propensión a buscar en la magia la solución de nuestras cuitas. Lo que esta crónica registra es en verdad dramático, la propensión a salirnos siempre por la tangente.

La crónica que le da nombre al libro: “El valiente ve la muerte sólo una vez”, es la primera y en ella se narra la muerte de Alejo Garza Tamez, en noviembre de 2010, a raíz de que él tomó la decisión de defender su rancho frente a un grupo delincuencial, que lo pretendía extorsionar, en ella el lector es conducido por el cronista en tres momentos diferentes, todos ellos de gran intensidad emotiva y narrativa. El primero describiendo quien era Don Alejo y la manera en la que vivía, su vínculo con su rancho. La segunda, el momento en el que Don Alejo decide jugarse su resto, defendiendo con su propia vida lo que para él es su razón de ser. En este punto es clave entender, Diego Enrique nos ayuda a ello, que es algo que va más allá de defender la propiedad, mucho más allá. La tercera el acompañamiento de Osorno a las hijas y a su viuda a visitar el Rancho San José después de la masacre.

Es una crónica que no tiene desperdicio y que nos entrega un amplio mural del daño que hace la violencia demencial que se desparrama por los intersticios de la ausencia de un estado de derecho y que ha sentado sus reales en nuestro territorio. 

Cabe señalar que posterior a la publicación este libro, apareció el documental de esta primera crónica. Al proponerle que lo vea llamo su atención sobre la versatilidad del autor, es un cronista que se despliega con una gran soltura en diversas plataformas y logra comunicarnos lo que su curiosidad y pasión lo han llevado a registrar.

Y aquí amigos lectores permítanme dejar de lado el libro El valiente ve la muerte sólo una vez e invitarlos a conocer a Diego Enrique Osorno y con ello enriquecer nuestra conversación.

Diego Enrique Osorno nació en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, en 1980, pertenece a la generación de periodistas que irrumpen en la esfera mediática una vez que el PRI fue sacado de Los Pinos en el año 2000 y este hecho a mi juicio determina el que sea una generación de periodistas más atentos a la dinámica socio política real, la que se vive a ras del suelo, que a la grilla socio política palaciega.

A quien le interese formarse una idea de su trayectoria le recomiendo tres fuentes: su propio sitio web, el cual tiene la virtud de estar actualizado, su referencia en Wikipedia y de manera especial el ensayo: “La subversión del periodismo narrativo” escrito por Guillermo Osorno, que aunque se apellide igual, no es su pariente.

Teniendo como base las tres fuentes citadas yo subrayaría cuatro momentos de la trayectoria de Diego Enrique Osorno e invitaría a mis amigos lectores a que se fijen en ellos:

a) El que se concreta en y con la publicación de su libro Oaxaca sitiada. La primera insurrección del siglo XXI;

b) El que se concreta en y con la publicación de su libro El cartel de Sinaloa. Una historia del uso político del narco.

c) Slim. Biografía política del hombre más rico del mundo.

d) La serie:  1994: Poder, Rebeldía y Crimen en México.

En los cuatro momentos enunciados tomados como mojoneras referenciales Diego Enrique Osorno deja testimonio de lo que piensa sobre qué es un reportero y qué es el periodismo:

“Un reportero –dice Diego- tiene que ser un rebelde, tiene que ser un justiciero. Yo concibo el periodismo como un acto de rebeldía, un acto quijotesco. Los reporteros creemos que con nuestro trabajo cambiamos al mundo”.

Y es por lo dicho hasta aquí que creo que debemos darnos tiempo para platicar de El valiente ve la muerte sólo una vez y por supuesto de quien lo escribió, Diego Enrique Osorno.

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Correo electrónico: carlosgarzafalla@gmail.com

 

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