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Robert Fisk durante una cobertura para The Times en la frontera entre Sudán y Etiopía en 1984. imagen de Brian Harris de Eyevine - Foto: Foto: Agencias

El camino de la vida: Algo sobre el Periodismo

“La vieja idea de que el periodismo debe ser neutral y no tomar nunca partido por ningún bando es simplemente basura. Como periodista, tu neutralidad e imparcialidad debes ejercerla desde el lado de los que sufren”: Robert Fisk

Por: J. Enrique Álvarez Alcántara, Visitas: 874

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A la memoria de Robert Fisk

 

 

“...En una sociedad erigida sobre la lucha de clases no puede haber una ciencia social «imparcial» (…) Esperar una ciencia «imparcial» en una sociedad de esclavitud asalariada, sería la misma pueril ingenuidad que esperar de los fabricantes imparcialidad en cuanto a la conveniencia de aumentar los salarios de los obreros, en detrimento de las ganancias del capitalista”.

V. I. Lenin

 

“La doctrina de la «neutralidad ideológica» o «valorativa» en las ciencias sociales, cualesquiera que sean las intenciones de quienes la defienden, es una forma de la ideología burguesa y, como tal, tiende a justificar la irresponsabilidad moral, política y social del científico (...) La doctrina de la «neutralidad ideológica», ya sea en la forma clásica de la «ciencia libre de valores» o de la más reciente de «ciencia libre de ideologías», es una manifestación de la ideología burguesa ante la cual el científico social no puede ser indiferente”.

Adolfo Sánchez Vázquez

 

Como punto de partida de esta colaboración debo manifestar clara y explícitamente que no soy ni me considero periodista. Tampoco aspiro a serlo solo por el hecho de escribir una serie de ensayos en varios diarios que amablemente publican en sus páginas los mismos (El Regional del Sur, Masiosare y antes El Universal de Morelos y Nuevo Consenso).

Parafraseando a Juan Carvajal en uno de sus Aphorsmytos, debo reconocer que “para hacer un buen poema no basta con ser buena onda y saber escribir; la poesía tiene sus propias leyes que se deben conocer y ejercer”. Asimismo, el periodismo es una actividad, específicamente humana, que tiene sus propias leyes; las cuales deben conocerse y ejercitarse. No basta con decir: “Porque escribo algunos artículos o breves ensayo en diarios periodísticos soy periodista” o, “porque hube conducido un programa de radio en la radio universitaria de Morelos, soy locutor”.

Cada profesión, y cada profesional, merecen su respeto.

Por ello simplemente puedo considerar que: “De vez en vez, escribo artículos o breves ensayos que se publican en algunos diarios y no por ello soy periodista.” Otra vez, ahora sí, citando un aphorismyto de Juan Carvajal: “Al que nace pa’ escritor, del cielo le caen las hojas”.

Ergo, no soy periodista. Sin embargo, me pregunto y a ustedes también: ¿El no serlo me impide o prohíbe escribir una serie de pensamientos e ideas sobre el ejercicio periodístico y la labor de quienes ejercen, digna y profesionalmente dicha actividad? Considero que la respuesta es categóricamente negativa, empero, ejercer mi libre determinación de escriba sobre esta cuestión demanda, ineluctablemente, cierto rigor analítico y expositivo sobre la labor del periodismo, bajo los principios de la relación estrecha con la verdad y, sobremanera, con la transparencia de la asunción de una postura ideológica durante el ejercicio de esta actividad.

Asumiendo, como se expresa en los tres epígrafes que coloco como punto de partida, que las ideas relacionadas con la “objetividad” y “neutralidad ideológica” del periodismo y, a su vez, con la evitación, a toda costa y por todos los medios, de la “subjetividad” merecen ser puestas en tela de juicio, dado que pareciera que la “neutralidad ideológica” y la “objetividad” se relacionan de manera directa e incuestionable con “la verdad”; mientras que la “subjetividad” y la “asunción de una postura ideológica” se encuentran casadas con la “falsedad” o la “no verdad”. Ello es, por no decirlo de manera virulenta y, para algunos, agresiva, la expresión, dentro del periodismo, de la ideología de la neutralidad ideológica en las ciencias sociales.

Pese a que el periodismo no es considerado una disciplina científica, ni siquiera dentro de las ciencias sociales, no tengo duda que, como tal, el ejercicio de esta profesión, de naturaleza eminentemente social y cultural, históricamente condicionada, se realiza (como lo hace el hecho educativo, que tampoco es una actividad científica) bajo una serie de principios teóricos, metodológicos, instrumentales, éticos e ideológicos y políticos.

Ejercer la actividad periodística tiene, como es natural en un mundo dividido y fragmentado, confrontado y violento, sus riesgos; mucho más cuando esta labor se materializa sin los grandes recursos financieros y políticos del poder de los Estados o de los grupos de poder fáctico que lo condicionan y constriñen.

Claramente puede ello ser percibido en la tarea realizada por la periodista italiana Oriana Fallaci o por el enorme Ryzard Kapuscinski.

También en nuestro violento México se ha observado a lo largo de los siglos XX y lo que llevamos de éste. Bástenos realizar una sumatoria de todos los periodistas asesinados por aquí o allá, colocando sus nombres para que no sean una cifra más, y nos percataremos de esta dolorosa realidad.

Aunque Ryzard Kapuscinski expresa sin aspavientos en una entrevista realizada por Ramón Lobo (El País, Domingo, 25/04/2006):

"Nunca ha sido sencillo cruzar una frontera (…) A menudo cruzarla resulta peligroso, es algo que puede costar la vida; es la barrera entre la vida y la muerte. En Berlín hay un cementerio con la gente que no lo logró. Las fronteras se guardan con armas y en ellas se exigen documentos para pasar al otro lado. En la guerra fría, a las nuestras las llamaban telón de acero y más que países separaban mundos opuestos. El Mediterráneo es ahora una gran frontera en la que muchos mueren ahogados al intentar pasar de África a Europa. También sucede con los latinoamericanos entre México y EE UU. Personas que están dispuestas a morir en el mar o en el desierto porque buscan algo"

En esta colaboración comprendo y comparto una significación más amplia de frontera. Me refiero en este caso a la escisión de lo que puede y debe ser tratado y expuesto sin temor alguno y, sobre todo, sin consecuencias para la vida misma. No se trata de fronteras entre naciones o Estados. Se trata de fronteras económicas, políticas, ideológicas y militares.

En este sentido, según expresa textualmente Lobo en la entrevista referida:

“Kapuscinski sostiene que éstas no son las únicas fronteras (o murallas, como apunta en Viajes con Heródoto al describir China). Hay otras barreras que también es necesario saltar: la de la cultura, la de la familia, la del idioma, la del amor... «Mi vida ha sido un cruzar constante de fronteras, tanto físicas como metafísicas. Ése es para mí el verdadero sentido de la vida». Defiende el abandono del cubículo de la seguridad, del terruño, del árbol que da sombra, para ir en busca de las respuestas, del Quién, como hizo Heródoto hace 2.500 años. Hay que aventurarse en lo desconocido, dejarse guiar por «la magia de viajar» que «actúa como una droga» y en la que el «camino es el tesoro», escribe el reportero polaco en Viajes”.

Para rematar estas ideas, el entrevistador, Ramón Lobo agregará:

“El maestro, como lo llamó Gabriel García Márquez, se queja de que los medios de comunicación actuales estén inundados de noticias aisladas, casi suspendidas, sin explicación alguna, y que el reportaje esté siendo expulsado de los principales periódicos. «Heródoto era un hombre curioso que se hacía muchas preguntas, y por eso viajó por el mundo de su época en busca de respuestas. Siempre creí que los reporteros éramos los buscadores de contextos, de las causas que explican lo que sucede. Quizá por eso los periódicos son ahora más aburridos y están perdiendo ventas en todo el mundo. Ninguno de los 20 finalistas de la última edición del Lettre-Ulysses del arte del reportaje [premio que se otorga en Berín], y del que soy miembro del jurado, trabaja en medios de comunicación. Todos tuvieron que dejar sus empleos para dedicarse al gran reportaje. Este género se está trasladando a los libros porque ya no cabe en los periódicos, tan interesados en las pequeñas noticias sin contexto".

Como podemos apreciar, amables lectores que me siguen, el ejercicio del periodismo se enfrenta a diversos muros que deben ser sorteado para no perecer en el intento. No sólo las fronteras nacionales, políticas, ideológica, económicas y militares; asimismo, las barreras o muros lingüísticos y culturales deben ser librados.

No demos por descontado el de los muros que enfrentan los propios medios periodísticos en esta era de la internet y de la epidemia-pandemia del covid-19 con todo y sus consecuencias tecnológicas, de control epidemiológico, entre ellas la de los confinamientos que ya alcanzarán muy pronto un año.

El poeta, dramaturgo y escritor alemán, Bertolt Brecht, en su opúsculo Cinco Dificultades para quien Escribe la Verdad, refiere estas otras cuestiones que el periodista debe afrontar consigo mismo. De las “Cinco Verdades” expondré solo tres por razones de pertinencia. Brecht, las enuncia del modo siguiente:

1ª Dificultad, Tener el valor de Escribir la Verdad. “Para mucha gente es evidente que el escritor deba escribir la verdad, es decir, no debe rechazarla, ocultarla, ni deformarla. No debe doblegarse ante los poderosos; no debe engañar a los débiles. Pero es difícil resistir a los poderosos y muy provechoso engañar a los débiles. Incurrir en la desgracia ante los poderosos equivale a la renuncia, y renunciar al trabajo es renunciar al salario. Renunciar a la gloria de los poderosos significa frecuentemente renunciar a la gloria en general. Para todo ello, se necesita mucho valor”.

2ª Dificultad, Tener la Inteligencia Necesaria para Descubrir la Verdad. “Tampoco es fácil descubrir la verdad. Por lo menos la que es fecunda. Así, según opinión general, los grandes Estados caen uno tras otro en la barbarie extrema. Una guerra intestina que se desarrolla implacablemente puede degenerar en cualquier momento en un conflicto generalizado que convertiría nuestro continente en un montón de ruinas. Evidentemente, se trata de verdades (…) El haber resuelto nuestra primera dificultad les procura una cierta dificultad de conciencia (…)”.

3ª Dificultad, Proceder con astucia para difundir la verdad. “Orgullosos de su valor para escribir la verdad, contentos de haberla descubierto, cansados sin duda de los esfuerzos que supone el hacerla operante, algunos esperan impacientes que sus lectores la disciernan. De ahí que les parezca vano proceder con astucia para difundir la verdad.”

Pues bien, una vez realizadas las consideraciones que preceden a estos párrafos que siguen, debo decir que muy recientemente, una vez más, un periodista ha muerto. Me refiero aquí a Robert Fisk (1946-2020).

Rober Fisk ha muerto en Dublín, Irlanda.

Robert Fisk, sin duda, cumple con todos los criterios que he descrito a lo largo de este texto. Es un referente obligado para comprender los sucesos de Oriente Medio a lo largo de los últimos 40 años.

Corresponsal de diarios como The Independent, The Times, The Sunday Express, La Jornada, fue el referente de los sucesos que han ocupado el epicentro de la política imperial y neoliberal en Oriente Medio y, bajo los criterios descritos desveló una verdad inocultable: la intervención imperial busca apropiarse los recursos de la región, a cualquier precio y sin importar los “daños colaterales”.

Vaya pues este artículo como un breve homenaje a quien naturalmente sí era periodista, tanto por el autor del texto, como por Masiosare, que suscribirá, sin duda, lo que aquí se ha escrito.

 

 

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