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Javier Siciia y Alejandro Solalinde, en imagen de archivo, durante una visita de ambos a Catedral - Foto: Foto: Margarito Pérez Retana

El camino de la vida: Falacia ad hominem

Revisa las críticas que desató Javier Sicilia con la tercera carta que le dirige a Andrés Manuel López Obrador y su exigencia de cambiar la estrategia contra la seguridad; en el fondo, dice, se quedan en la descalificación del mensajero

Por: J. Enrique Álvarez Alcántara, Visitas: 1350

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Dentro de la lógica (rama de la filosofía que se propone explicar las formas y principios generales que rigen al pensamiento humano y el razonamiento), se define como argumento ad hominem, del latín, “contra la persona”, a un tipo de falacia (argumento que, por su forma o contenido, es inadmisible como argumento válido o verdadero), que consiste en dar por sentada la falsedad de una afirmación o argumento sustentando la idea o afirmación de que quien es el emisor de ésta es una persona moralmente o personalmente desacreditada por sus características, rasgos, comportamientos o creencias que, quien trata de descalificar el argumento, lo intenta hacer descalificando a la persona.

Una falacia ad hominem tiene la estructura siguiente: A afirma X; hay algo cuestionable (o que se pretende cuestionar) acerca de A; por tanto, X es cuestionable.

Al desenmascarar este tipo de falacia no debe caerse en el yerro de pensar o suponer que por existir un argumento ad hominem, la afirmación de A sería verdadera; esto es también una falacia conocida como argumento ad logicam. El hecho de que alguien desacredite (o lo intente) a una persona no prueba absolutamente nada acerca de la falsedad o verdad de lo que ésta diga.

Debe quedar claro que el propósito del ataque sea descalificar a la persona que está ofreciendo un argumento, para luego rebatir la afirmación como si fuera una consecuencia lógica de lo primero (según define Wikipedia).

Pues bien, al parecer este ha sido el camino seguido por la amplia mayoría de quienes mediante las redes, artículos de opinión o notas periodísticas han intentado “invalidar” (léase descalificar) los argumentos que subyacen a la convocatoria que el Poeta Javier Sicilia ha hecho para manifestarse públicamente y demandar un cambio de estrategia por parte del gobierno de AMLO hacia los fenómenos de inseguridad y la violencia que se muestran en nuestro país; de la misma manera, se ha tratado de descalificar el contenido de la 3ª carta que el Poeta dirige a AMLO, ahora como Presidente Constitucional de la República.

Veamos una muestra somera de estos estilos falaces de “argumentación”, el R.P Alejandro Solalinde Guerra, refiriéndose a la marcha convocada por Javier Sicilia hacia Palacio Nacional, en entrevista con El Universal expresó: “Conozco a Sicilia, marché con él por todo el territorio mexicano en 2011, es una persona honesta que busca el bien de la gente, pero creo que debe aprender de su misma experiencia, donde al recorrer el país recibimos miles de cartas y testimonios de victimas de la violencia que desde entonces exigían no sólo ser escuchados, sino que demandaban un respuesta”. Antes, en otra entrevista, el R.P. Solalinde manifestó: “…Javier Sicilia es mi amigo, pero pésimo como político, lamentable que haya abandonado su movimiento en momentos difíciles, lamentable también que se oponga al régimen que lucha por la paz, como fruto de la justicia. Esta vez ya no marcharé con él”.

En el espacio de las redes cibernéticas, se manifiestan expresiones como la siguiente: “El Poeta es un irresponsable, no hace propuestas y exige resultados inmediatos como si viviera en Marte y no supiera lo enquistado y añejo que es el problema de la llamada inseguridad que tanto nos ha afectado a todos”.

Por su parte, el Presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó: “respeto la protesta, pero no habrá cambio de estrategia porque no vamos a regresar al pasado”. En comentarios a la nota publicada por la revista Proceso, se leyeron expresiones tales como las siguientes: “Es otro simulador más que tenemos obstruyendo y poniendo piedras a la Cuatro T y enemigo de los mexicanos”; “Sicilia: si la realidad de México fuera a escribirse en un poema, eres el menos indicado para hacerlo porque careces de la sensibilidad del presidente que cada fin de semana ve a la gente que sufre de hambre, olvido y miseria. Eres el menos indicado para dirigir una lucha por la paz porque llevas en el interior odio, venganza y egoísmo mal disfrazados. Ojalá recorrieras con el Presidente los municipios de México”.

Como podemos apreciar, la descalificación mediante la falacia ad hominem ha sido preponderante en los juicios y, ninguna de las descalificaciones ha entrado al análisis y discusión de los argumentos esgrimidos por Javier.

Por su lado, Javier Risco en La Nota Dura publicada por El Financiero el día de hoy, inicia categóricamente: “He leído tanto desprecio, tanto descrédito contra él por cuestionar la estrategia del Presidente, que parece que a todos ellos se les olvida de donde viene Javier Sicilia”; párrafos más adelante, escribe: “Viene de su hijo, viene de ese recuerdo antes de su asesinato. Viene de la rabia, de la búsqueda de justicia, del cuarto vacío en su casa. Viene de los gritos contra Calderón, contra Peña Nieto. De los besos, de reconciliación, de las palabras de quienes lo acompañaron a recorrer México. Viene de ser un deshabitado. Viene de escuchar tantos lamentos, pero también tantas esperanzas. Viene de suspiros, llantos, también de la promesa de un cambio que aún no llega”.

Como podemos reconocer, los argumentos en uno y otro sentido se centran en la figura del Poeta Javier Sicilia; sin embargo, parece que el contenido de los argumentos e ideas quedan ocultos en los propósitos de descalificar o de defender al Poeta.

Hemos olvidado que el problema a discutir no es si Javier Sicilia es moralmente tachable o intachable, si es buen o mal poeta, si es buen o mal político, si es él quien debe alzar la voz y si debe o no hacerlo en este momento.

El arte de eliminar el objeto de análisis, es decir, la violencia y la inseguridad que, hoy por hoy, tiene en vilo nuestra existencia es el sino de los pseudodebates.

Seguimos teniendo un problema que no se discute: ¿cómo debemos y podemos enfrentar eficazmente la violencia y la inseguridad que hoy nos agobian?

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