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Así lució la calle en los alrededores de la vivienda atacada por el Mando Único en Temixco, en noviembre de 2017. Los policías de Alberto Capella asesinaron a cuatro mujeres y dos menores de edad - Foto: Foto: Especial

Capella, el violador de derechos humanos

El Mando Único, repudiado por la población morelense, se convirtió en la corporación más señalada por violaciones a la dignidad de la población; la masacre de Temixco, marcó la gestión

Por: Jaime Luis Brito, Visitas: 763

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Jesús Alberto Capella Ibarra fue encargado de la Seguridad Pública de Morelos en el gobierno de Graco Ramírez, protagonizando un periodo de poco más de cuatro años (2014-2018) en los que los índices de inseguridad y violencia se mantuvieron por encima de la media nacional y con varios episodios de tortura y abuso de autoridad de los agentes policiacos a su mando.

Desde este martes por la noche, este personaje ha sido cesado de la titularidad del mando policiaco en Quintana Roo, luego de que el domingo pasado, durante una manifestación para exigir justicia para las mujeres asesinadas en aquella entidad, policías bajo su mando dispararon al aire y contra la multitud, hiriendo a varias personas de la manifestación, incluidos abogados y reporteros que cubrían la movilización.

En Morelos, Capella Ibarra tuvo bajo su coordinación a todos los policías de la entidad, incluyendo las fuerzas municipales en un modelo denominado Mando Único, que por sus abusos y sus pocos resultados, era calificado en la entidad como el “bando único”. Un modelo similar al que existe en Quintana Roo, y que al menos los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en el periodo que se aplicó en Morelos, con Capella al frente, no funcionó.

El “súperpolicía”, como se le presentó a Capella Ibarra, llegó a Morelos el 7 de abril de 2014 para sustituir a Alicia Vázquez Luna en la Secretaría de Seguridad Pública. Por no tener la residencia que establecía la Constitución para asumir una secretaría, el gobierno solicitó al Congreso local desaparecer esta dependencia y conformar una Comisión Estatal de Seguridad Pública (CES).

Fue presentado como un abogado que había enfrentado al crimen en Tijuana, Baja California una década antes, con el sólo impulso de un movimiento social. Luego, con esa fama, fue titular de Seguridad Municipal en aquella ciudad fronteriza durante dos periodos 2007-2008 y 2010-2013. Según notas de diarios locales, fue acusado de irregularidades en el manejo del presupuesto en el municipio.

Capella Ibarra asumió la titularidad y acompañado de un grupo de exmilitares y exagentes policiacos provenientes, como él, de Tijuana, Baja California, tomaron el control del mando coordinado de policía en la entidad. El propio jefe de policía en el municipio de Cancún, Eduardo Santamaría Chávez, a quien se señala como responsable directo de los hechos del domingo pasado, estuvo al mando de una de las regiones del mando único en Morelos en aquel sexenio.

Del 7 de abril de 2014 al 14 de septiembre de 2018, el Mando Único con Capella al frente se convirtió en el cuerpo oficial que más violaciones a los derechos humanos cometió en la entidad. Según los datos del propio gobierno del estado, el Mando Único, durante 2017, detuvo al menos a una persona al día de forma arbitraria. Las cifras federales advertían al mismo tiempo que del total de las personas detenidas el 95 por ciento no llegaba a proceso porque eran calificadas como ilegales o se violaba el debido proceso.

Quizás el momento más sonado de las violaciones a los derechos humanos durante la gestión de Capella Ibarra fue la llamada masacre de Temixco, ocurrida en noviembre de 2017, cuando un grupo de policías a su cargo dispararon durante la madrugada contra una vivienda en la colonia Rubén Jaramillo de ese municipio.

Los resultados, cuatro mujeres y dos menores de edad asesinados, entre ellos un bebé menor de un año. Las imágenes de lo ocurrido dieron la vuelta al mundo, pues los cuerpos mostraban heridas de bala en la cabeza, como si hubieran sido ejecutadas extrajudicialmente. La versión oficial es que habían muerto en el fuego cruzado entre policías y supuestos miembros del crimen organizado.

No hubo un solo detenido, cesado o procesado por estos hechos. Capella Ibarra organizó un show mediático en el que al estilo de las televisoras mexicanas, un grupo de policías no identificados narraron su supuesta participación en los hechos. El programa difundido en redes sociales estaba salpicado de narraciones lacrimógenas en las que los policías se presentaban como héroes que lamentaban haber matado a las víctimas a quienes revictimizaban acusándolas de ser familiares de criminales.

El día que presentó su renuncia en Morelos, Capella Ibarra reconoció “con mucha humildad que faltan muchísimas cosas por hacer y que en este esfuerzo de cuatro años y medio el tiempo fue insuficiente para alcanzar y lograr los objetivos”, sin embargo, aseguró que lo conseguido en su gestión, “los avances han sido los más importantes en la época contemporánea”.

 

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