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El avance de las fuerzas rusas sobre Kiev (Imagen: Konstantin Muhalchevskiy/Sputnik) - Foto: Foto: Agencias

El Camino de la Vida: Rusia-Ucrania

El autor aborda el actual conflicto desatado por el ingreso del ejército ruso en territorio ucraniano, lo expresa como notas necesarias para comprender, explicar y aceptar o no los sucesos en torno a Ucrania

Por: J. Enrique Álvarez Alcántara, Visitas: 685

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“Aquéllos que omiten —por demarcación o ignorancia— los aspectos de la historia que pudieran permitirnos una aproximación más precisa a los sucesos de la actualidad se hallan condenados al fracaso comprensivo y explicativo de los mismos. Quienes ignoran una estrategia metodológica histórica, genética —de génesis u orígenes— sistémica y dinámica de los acontecimientos que pueden observarse, caminan directamente hacia el cementerio de las ideas”.

J. Enrique Álvarez Alcántara

Aquí y ahora

 

Nota Introductoria. Aquí y ahora, avasallado por la vorágine de los hechos que parecen, instante tras instante, prometer “una dulce certidumbre de lo peor”; escuchando el tic-tac, sensiblemente acelerado, de las manecillas de los relojes que nos recuerdan cada segundo que las calamidades de una “Caja de Pandora” hubieron sido extraídas hace tiempo y los “Heraldos negros” anuncian por aquí, allá y acullá la presencia de los incontenibles ya, “Jinetes del Apocalipsis”; escuchando y viendo una serie de informativos, noticieros, comentarios, opiniones y juicios que a diario nos ametrallan con mensajes que colocan en el banquillo de  los acusados a uno, y sólo uno, de los responsables y actores de esta situación dramática que pudiera presagiar una “solución clarifinante” del problema, al decir del psiquiatra Paul Watzlawic; sentado, y no frente a una máquina de escribir, sino ante el monitor de una computadora y su teclado, me propongo presentar a ustedes, amables lectores que siguen El Camino de la Vida en Masiosare.org, unas pocas notas que, bajo mi punto de vista, provean elementos de juicio verosímiles, contrastables y útiles para interpretar mesurada, serena y con ciertos rasgos de objetividad, los acontecimientos relacionados con el conflicto en torno a Ucrania, Rusia, la Unión Europea (UE), los Estados Unidos de América (EUA) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) —masiva y mediáticamente manoseados por los mass media y las redes sociales—, dentro de toda esta andanada de elementos y niveles de análisis relacionados con el mismo conflicto.

Obsérvese que he omitido claramente a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) porque hasta ahora ha sido la gran ausente por así convenir a los intereses de ciertos grupos de poder económico y político dentro de los EUA, la UE, la OTAN y Ucrania y, desde luego, para Rusia, sería inútil acudir a ella para dirimir la confrontación porque debido a su estructura vertical y antidemocrática –de la cual forma parte esta nación—, carece de capacidad real para intervenir en la búsqueda de una solución pacífica y negociada con los actores principales del conflicto.

Sabedor soy de que es riesgoso introducirse por largos y sinuosos caminos de esta encrucijada, sin que nadie haya pedido que lo haga; más ahora que quienes eran en las redes auto referidos como los “expertos” epidemiólogos por el asunto de la epidemia y pandemia del covid-19 ahora migran hacia el expertise geoestratégico y político-militar de esta cuestión y contribuyen con la incredulidad generalizada sobre las ideas, opiniones y análisis de quienes, sin ostentar credenciales académicas que lo soporten ante las “miradas críticas” de quienes mostrando tales carnet de identidad, carecen de los conocimientos sólidos sobre el tema que hoy nos convoca. Pese a ello, trataré de mostrar, sin credenciales y con un conocimiento Inter construido a lo largo de más de cuatro decenios, el quid de la cuestión.

Daré comienzo con los aspectos históricos del “Affaire Ucrania-Rusia”, continuaré con los aspectos que derivan de la Segunda Guerra Mundial y sus repercusiones en la dinámica geoestratégica global y cerraré con unas conclusiones.

Demos comienzo, pues.

Nota Histórica I. Del Tratado de Brest-Litovsk a los Acuerdos de Minsk I y II. Como se encuentra documentado y puede ello ser consultado en diversos materiales historiográficos e históricos, El Tratado de Brest-Litovsk fue un acuerdo de paz —dentro del contexto de la triunfante Revolución Rusa de octubre de 1917 y la Primera Guerra Mundial— firmado el día 3 de marzo de 1918 por la Rusia Bolchevique y Soviética, Alemania, el Imperio Austrohúngaro, Bulgaria y el Imperio Otomano, en la ciudad de Brest-Litovsk, en la actual Bielorrusia.

Asimismo, ello se encuentra también documentado, por medio de este Tratado se puso fin a la participación de la Rusia Soviética en la Primera Guerra Mundial, hecho que significó la clausura del Frente Oriental (1914-1918, integrado por Alemania, Austria-Hungría, Bulgaria y el Imperio Otomano, como naciones beligerantes y, como aliadas de éstas, el Imperio Ruso, el Imperio Rumano, el Gobierno Provisional Ruso -a cargo de Alexander Kerenski- y la Rusia Soviética). Téngase claro que, con la dimisión del Zar el mes de febrero de 1917, la caída del Gobierno Provisional Ruso y el triunfo bolchevique en octubre de 1917, tanto el Imperio Ruso como el Gobierno Provisional Ruso dejaron de existir.

Bajo estas circunstancias: una guerra civil y una guerra mundial, un conjunto de condiciones económicas, sociales, políticas y militares complejas y adversas, una necesidad de estabilizar el país para orientarlo hacia el desarrollo del proyecto promovido e impulsado por el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso Bolchevique (POSDR b), posteriormente Partido Comunista de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (PCUS-URSS) y asegurar la gobernabilidad, además de una necesidad de coherencia ideológica y política que excluyera a la naciente URSS de una Guerra Imperialista por la distribución geoestratégica de Europa, demandaba con urgencia la salida de dicha conflagración; como parecía claro, la alternativa consistía en la firma de un tratado que pusiera fin a la participación de la Rusia Soviética en tal conflicto.

La firma del Tratado de Brest-Litovsk, bajo estas circunstancias, significó, en ese momento, un triunfo para la Rusia Soviética naciente, para los Bolcheviques y para Lenin; sin embargo, por las concesiones que tuvieron que hacerse, para la Rusia Soviética naciente significó una pérdida de gran cantidad de territorio. En este sentido, dicho Tratado permitió consolidar al gobierno surgido de la revolución de octubre de 1917 y prepararse para la guerra civil contra los contrarrevolucionarios que estaba a punto de estallar.

Para la firma del Tratado en cuestión los Imperios Centrales exigieron la independencia de Finlandia, la Polonia rusa, Letonia, Lituania, Estonia y Ucrania (Aquí aparece parte originaria de este asunto). Claro está que la Rusia Bolchevique no aceptó en principio estas demandas, razón por la cual las conversaciones se suspendieron al comienzo y, luego, los alemanes y austriacos prosiguieron con la invasión de Rusia, habiendo llegado los ejércitos invasores hasta Petrogrado (hoy San Petersburgo). En llegando a este punto, tanto Lenin —Jefe de la Revolución Rusa— como Trotsky —jefe militar y Comandante en Jefe del Ejército Rojo— concluyeron que si deseaban sobrevivir como proyecto histórico y como nación era imprescindible aceptar tales condiciones y firmar el acuerdo.

La firma de dicho Tratado significó, ergo, la independencia de Finlandia, Estonia, Letonia y Ucrania que, a partir de la firma, serían naciones independientes. También Rusia debía comprometerse a reconocer a Persia y Afganistán como naciones independientes. Polonia, Lituania, Bielorrusia y Curlandia (hoy parte oeste de Letonia) pasarían a ser administradas por el Imperio Alemán.

Como puede verse, aquí se encuentra el origen contemporáneo de la cuestión con Ucrania y, a toro pasado, Vladimir Putin, ha señalado que éste fue un lamentable error de Lenin. Considero que parece un juicio severo y desmedido para otra época histórica bajo otras circunstancias.

Ahora bien, una vez afrontada la condición interna de la Rusia Bolchevique o Soviética (1917-1922/24) y una vez que lograron exitosamente la derrota de “los blancos” (léase los contrarrevolucionarios, porque los Bolchevique eran “los rojos”) entre los años de 1922 y 1924 se aprueba la primera Constitución Política de la Rusia Bolchevique y se constituye la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), con el consecuente cambio de POSDR-b a Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), siendo nombrado como primer presidente de la URSS Vladimir Ilich Ulianov (Lenin).

¿Cómo fue conformada la URSS?

Queda estipulado que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) nace el 30 de diciembre de 1922 y que ésta inicia integrándose por cuatro repúblicas: Rusia, Transcaucasia (en aquel entonces Georgia, Azerbaiyán y Armenia), Ucrania y Bielorrusia; Estas repúblicas aprobaron el Tratado de Creación y la Declaración de Creación, que fue firmado por los líderes Mijaíl Kalinin, Mikha Tskhakaya, Mijaíl Frunze, Grigory Petrovsky y Aleksandr Chervyakov el 30 de diciembre de 1922.

Asimismo, tratándose de Crimea, con el triunfo de la Revolución rusa los tártaros de la nueva República proclamaron su independencia con respecto al Imperio ruso, aunque mientras duró la guerra civil rusa (1917-1920) el control político y militar del territorio cambió de manos en diversas ocasiones, sucediéndose gobiernos y administraciones de distinta índole y denominación, todos ellos efímeros. Hacia los años finales de la guerra, Crimea se convirtió en el último bastión del Ejército Blanco en el sur de Rusia y fueron derrotados por el Ejército Rojo.

Tras la victoria bolchevique (1921), Crimea se convirtió en república autónoma que para 1922 pasaría a formar parte de la URSS, como parte de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, con el nombre de República Autónoma Socialista Soviética de Crimea (RASSC), de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFS).

Durante la presidencia de Nikita Jrushchov (1954), Crimea fue cedida a la vecina RASS de Ucrania, de acuerdo con la resolución de la sesión específica del Presídium del Soviet Supremo de la URSS en la que la cesión fue aprobada por unanimidad. Conviene subrayar aquí que aún Ucrania seguía perteneciendo a la URSS.

También es necesario recordar que Lenin muere en el año de 1924, quedando como responsable de la conducción de la URSS Iósof V. Stalin desde ese mismo año hasta el 05 de marzo de 1953, fecha de su muerte y, enseguida asume el encargo Nikita Jrushchov quien, desde esa fecha hasta el año de 1964 se mantiene al mando; como es conocido, Nikita renuncia al cargo por problemas internos y asume la presidencia Leónid Brezhnev, ocupándola hasta el año de 1982, en que muere. A partir de aquí se tendrá un periodo de pocos años grises con dos sucesores que no trascendieron y duraron en el cargo muy poco tiempo, pues eran ancianos y murieron en menos de tres años, refiero aquí a Yuri Andropov y a Konstantin Chernenko. Aquí es cuando podemos reconocer la última etapa de existencia de la URSS y un proceso de extinción con la llegada al poder de un personaje joven, Mikhail Gorbachev, en el año de 1985 y éste se mantendrá hasta el año de 1991, en que enfrenta un intento de golpe de estado, dimite y asume la presidencia Boris Yeltsin.

Como son sucesos más recientes, es muy conocido que durante el periodo de conducción de la URSS por Mikhail Gorbachev se disuelve la URSS, cae el Muro de Berlín y los EUA asumen que han triunfado sobre el comunismo y sobre la URSS y propalan “el fin del comunismo” y pregonan por todo el mundo que son la “Potencia” triunfante y que el capitalismo permanece sobre las ruinas del comunismo; que ellos y nadie más que ellos conducirán los derroteros de la humanidad y claramente el “Comunismo” deja de ser el adversario que se enfrentaba… pero aparece un nuevo fantasma, el fantasma del “Terrorismo”.

¿Cómo queda la región a partir de la disolución de la URSS?

A partir de la disolución de la URSS en 1991, la posesión de Crimea se convirtió en el primer foco de tensión entre Rusia y Ucrania. Tras un referéndum llevado a cabo el 20 de enero de 1991, la RASS de Crimea fue restablecida dentro de la RSS de Ucrania el mes de febrero y, en agosto del mismo año, Ucrania declarará su independencia.

En el año 1992, el Sóviet Supremo de Rusia aprobó una resolución que anulaba la transferencia de 1954 de Crimea a Ucrania. El 5 de mayo el Consejo Supremo de Crimea proclamó su independencia y transformó la región en una república. Sin embargo, el gobierno de Ucrania insistió en retener la región dentro de su estructura administrativa. El 13 de mayo de 1992 el Parlamento de Ucrania anuló la declaración de independencia de Crimea y en junio de 1992 se llegó al acuerdo de dotar de autonomía a la región.

En enero de 1994 se celebraron las primeras elecciones para la presidencia en la historia de Crimea. Cinco de los seis candidatos apoyaron públicamente su reunificación con Rusia, incluido el vencedor, Yuri Meshkov; queda claro que Crimea y la ciudad de Sebastopol declararon su independencia de Ucrania, previo restablecimiento de la constitución de 1992. El 18 de marzo los líderes de la República de Crimea, Serguéi Aksiónov y Vladímir Konstantínov, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el alcalde de Sebastopol, Anatoli Chali, firmaron el tratado de anexión de dos nuevos territorios federales a Rusia.

Como parece claro, las cuestiones relativas a Ucrania, Crimea, Sebastopol y Rusia tienen una larga cauda histórica que, al haberse combinado con los intereses de los EUA, la OTAN y la UE (la “Troika”), así como con la inutilidad e incapacidad para conciliar el conflicto por parte de la ONU, ha sido avivado y magnificado por estos agentes.

Años después se agrava el conflicto con la cuestión del Donbas (la República Popular de Donetsk (RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL) en el este de Ucrania), ello en virtud de que dentro de estas repúblicas hubo una postura fuerte prorrusa orientada hacia el repudio de la firma de acuerdos entre Ucrania y la UE; esta condición marcó el hecho de que entre los años 2013 y 2015 se sucedieran combates militares en la región entre fuerzas prorrusas y ucranianas.

Bajo estas circunstancias los Acuerdo de Minsk I y II (2014 y 2015), firmados en la ciudad de Minsk, trataban de establecer los mecanismos para asegurar la paz y llegar a acuerdos al respecto. Tales acuerdos fueron suscritos por representantes de Ucrania, Rusia, la República Popular de Donetsk (RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL) para poner fin a la guerra del Donbas, en el este de Ucrania. Estos tratados se negociaron bajo el auspicio de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) la cual fue representada por Francia y Alemania.

Nota Histórica II. De la URSS Vs EUA, UE, OTAN. Partamos del hecho de que los sucesos muy actuales que han acontecido en Ucrania nos permiten reconocer que no es más que el  más reciente evento de esta naturaleza ocurrido en nuestro planeta; digo el más reciente porque desde el término de la 2ª Guerra Mundial –cuyo escenario principal fue Europa— no han cesado y, a lo largo de ya casi 75 años, aquí, allá o acullá, se viven un conjunto de conflagraciones tanto de carácter político como militares que muestran palmariamente la inutilidad e incapacidad tanto de la ONU como de la OTAN para propiciar las condiciones favorables que aseguren el cumplimiento de los propósitos que explícitamente se declaran en sus documentos fundacionales; recordemos aquí tan sólo las Guerras de Korea, Vietnam, el eufemísticamente denominado “Problema Árabe-Israelí” –en realidad el de la usurpación de Palestina y la sucesiva guerra de expolición del Estado Sionista de Israel—, Irán, Irak, Siria, Libia, Afganistán, Yugoeslavia y muchos etcéteras; recordemos todas las intervenciones militares de los EUA e Israel, con el apoyo o no de la ONU y sí de la OTAN y nos daremos cuenta de la parcialidad con la cual hoy se asumen posturas políticas, ideológicas, militares, económicas y mediáticas frente al asunto de Ucrania y Rusia, que es en realidad el conflicto de intereses entre los EUA, la UE, la OTAN y Rusia, teniendo como objeto del deseo Ucrania.

Recuérdese cómo el mundo se sintió en vilo el año de 1962 con el asunto de los misiles soviéticos en la República de Cuba y cómo los EUA actuaron para impedir a toda costa el hecho y, lo mismo que ahora, el argumento de la “Seguridad Nacional” y mundial subyace como justificación de tales sucesos.

Esto es, a lo largo de este periodo de tiempo hemos sido testigos de que las “Potencias” triunfantes de la 2ª Guerra Mundial convirtieron en un botín político la naturaleza de la ONU y, sirviéndose de una estructura antidemocrática conocida como el Consejo de Seguridad –instancia de la cual forman parte unos cuantos miembros con carácter de “permanentes” y unos pocos menos con “Derecho de Veto”, entre ellos los EUA y la Ex URSS, hoy Rusia—promueven e impulsan una serie de actos de guerra contra las naciones que no se someten a sus designios e intereses. Si vemos esta historia de actos de guerra la mayor frecuencia y la cantidad de países intervenidos por cualesquiera de ambas naciones, sin duda los EUA son los que impulsan tales acciones para imponer sus intereses.

Cuando la ONU no les es útil para ello, unilateralmente diseñan, instrumentan y justifican sus actos de guerra sin acudir a dicho organismo y éste, como hemos también constatado, es inútil e incapaz de cumplir con su misión histórica.

En síntesis, tal organismo multilateral es más que inútil, cuando no es una pieza más de la maquinaria que las “potencias” utilizan para justificar su propósitos y actos.

Como está documentado, la OTAN surgió el 04 de abril de 1949, a instancias del gobierno de los EUA para “contener el avance del comunismo” y la influencia soviética en el mundo.

Hemos podido darnos cuenta, desde luego, que este organismo surge como una herramienta al servicio de los EUA en su lucha contra el “Bloque soviético”, mientras que, a instancias de la extinta Yugoeslavia (de su presidente J.B. Tito) fue constituido en el año de 1965 el “Pacto de Varsovia” como un instrumento del “Bloque soviético”.

Durante la segunda mitad del siglo XX pudimos percatarnos de que tanto la ONU, como la OTAN y el Pacto de Varsovia, sirvieron como estructuras de justificación y defensa de los intereses de cada uno de los bloques de un mundo bipolar. Aquí es donde se puede hallar el lugar del “Conflicto de los Misiles en Cuba” del año de 1962.

Este es también el periodo en el cual se vio favorecido el desarrollo de las armas de destrucción masiva, particularmente las nucleares, y las industrias de carácter militar que se benefician indudablemente de la existencia de las guerras. Éstas son tan necesarias para esta industria que las promueven e impulsan, si no ¿De qué manera serían las más importantes de la economía mundial?

Asumamos también que las potencias que promueven y se apoyan de tal industria son las de los EUA, Israel y Rusia. Sepamos que del arsenal nuclear reconocido en el mundo Rusia posee más de la mitad mientras que el resto se encuentra en los EUA, Israel, Francia, India, Pakistán y otros muy pocos más. Admitamos que sin delimitar quién es quién en esta posesión, la capacidad destructiva de este arsenal podría terminar con el plantea más de cinco veces, suponiendo que pudiera reconstruirse fácilmente.

En este contexto, con la caída del Muro de Berlín y la extinción de la URSS el Pacto de Varsovia perecía de facto. Sin embargo, debiendo extinguirse en consecuencia la OTAN, pues el adversario contra el cual luchaba había dejado de existir, no lo hizo y los EUA trataron, por todos los medios a su alcance, de servirse de este organismo para asegurar su hegemonía en las regiones allende el Continente Americano.

Los EUA, mediante la OTAN trataron de extender su influencia y control de las naciones que se desgajaron de los países que se hallaban tras la “Cortina de Hierro” y con la sujeción a sus intereses y designios por parte de los países que conforman la “Unión Europea” y el Reino Unido, han tratado de ir envolviendo a lo que ahora es Rusia, integrando a las naciones que tienen frontera con esta nación a la OTAN.

Esperar o imaginar que Rusia no haría absolutamente nada para impedir ello es una muestra de yerros en los análisis políticos y militares y, más aún, haber supuesto que tanto los EUA como la OTAN serían capaces de contener militarmente a Rusia condujo a lo que ahora vemos con preocupación.

Rusia realizó una acción militar en Ucrania sin que en términos militares pudieran actuar los EUA, la OTAN o la UE. Asimismo, la determinación de imponer “sanciones económicas severas” a Rusia por su acción militar, no ha tenido hasta ahora un resultado que respondiera a los intereses de la “Troika” EUA, OTAN, UE y, por lo demás, a lo largo de la historia de la “imposición de sanciones” de esta naturaleza tampoco hemos podido ver el desarrollo, la paz y la seguridad prometidas.

En virtud de todo o que hemos descrito hasta ahora presentaré algunas tesis a modo de conclusiones.

 

Tesis concluyentes

 

Primera. El problema que ahora ocupa nuestra reflexión tiene una larga historia que viene desde prácticamente un siglo atrás. En esta larga historia hallamos como telón de fondo dos Guerras Mundiales –con un escenario central en Europa— que fueron la expresión de intereses imperiales en disputa por la distribución de las riquezas del mundo, de las naciones y por asumirse como “Potencias” beneficiarias de la distribución del mundo.

Segunda. El resultado de ambas conflagraciones no aseguró la solución de los problemas del mundo dentro de los ámbitos económicos, políticos, geográficos, culturales ni, mucho menos, los relacionados con la seguridad, el desarrollo, la paz y la justicia.

Tercera. La disolución de la URSS, la caída del Muro de Berlín y la desintegración del Pacto de Varsovia parecieron dejar un mundo unipolar con una única potencia que pueda conducir el destino de la humanidad, bajo su lógica y premisas; tampoco el mundo bipolar –fundado en el poderío militar—asegura alcanzar ese mundo plural, diverso, incluyente, seguro y democrático.

Cuarta. La responsabilidad histórica, política, militar, económica y ética de lo que estamos viendo ahora en esa región y de sus consecuencias para el mundo es de la “Troika” –EUA, UE y OTAN—, del gobierno en turno de Ucrania, del gobierno ruso y, a diferencia de los pregones actuales, no únicamente de Rusia o de su presidente Vladimir Putin.

Quinta. Las consecuencias, sin duda dolorosas y lamentables, serán para los pueblos, mientras que, quienes juzgarán el éxito o no de tales actos serán las élites del poder de un mundo que nos muestra la inexistencia de la unipolaridad.

 

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