Compartir la nota por:

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (INEGI, 2022), en 2021, de todas las personas jóvenes mexicanas, el 91.5% (35.3 millones) era usuaria de internet. Para 2021, el grupo de 18 a 24 años fue el que pasó más tiempo en internet con un promedio de 6.3 horas al día, seguido del grupo de 25 a 34 años (5.6 horas) y el de 12 a 17 años (5.5 horas) (INEGI e IFT, 2022). Respecto a los usos de internet, durante 2021, 24.9 millones de jóvenes buscaron información sobre educación, investigación y relacionada con sus tareas escolares (INEGI, 2022). Sus principales temas de búsqueda fueron: a) información para actividades escolares con 71 % (24.9 millones), b) temas de salud, con 64% (22.8 millones), y c) información sobre rutas y ubicación de lugares (GPS), con 57% (20.2 millones) (INEGI, 2022). Un  42.7% empleó internet para complementar su educación y 29.2 millones de jóvenes entre 15 y 29 años buscaron empleo en internet o buscaron información para capacitarse laboralmente (INEGI, 2022). Dentro del rango de 25 a 29 años, 3 millones de jóvenes emplearon internet para capacitarse para el trabajo, mientras que en el intervalo de 15 a 19 años 1.1 millones también se capacitó (INEGI, 2022).

Con puede observarse, la juventud mexicana utiliza internet para diversos fines, siendo los educativo-laborales algunos de ellos. Si bien las cifras oficiales no profundizan sobre usos de tipo político, la investigación académica (Castells, 2015; Calderón y Castells, 2019) señala que a partir de la segunda década de este siglo es notable el uso que las juventudes han dado a internet como espacio e instrumento de organización y protesta social. A decir del antropólogo español y especialista en estudio de las juventudes, Carles Feixa (2021), la juventud actual se inscribe en un contexto socioeconómico de “salida de la crisis” donde las instituciones no les garantizan condiciones de vida digna, por lo que las y los jóvenes construyen nichos de apoyo y formación en redes colaborativas de confianza mutua en espacios digitales y no digitales.

Las condiciones de vida futuras para la juventud serán cada vez más precarizadas. Actualmente la tasa de desempleo en la población de entre 20 y 29 años para 2023 es 2.3% más elevada que la de población general y, de quienes están empleados(as), su ingreso es menor respecto al de grupos de edad mayores (Gutiérrez, 2023), siendo que en 2022 el 44.9% percibió tan solo el salario mínimo o menos (IMCO, 2022). Además, sus ámbitos de acción política se ven limitadas por la inseguridad y prácticas de represión-censura por parte de algunas instituciones. Así, como refiere Feixa (2021), los(as) jóvenes, no solo participan del culto a la imagen en internet, sino también 

“(…) ven cómo se consolidan los recortes sociales, educativos y laborales establecidos durante la crisis, se les excluye de la toma de decisiones y se generalizan intentos de censura o control de la red con la excusa de combatir las fake news” (p. 10).

Frente a este panorama, las juventudes no usan internet solo para desvincularse de la realidad, sino también para construir formas de vida que les permitan sobrevivir a la realidad. Como refiere Feixa (2021), “para contener el riesgo de morir de éxito, la juventud se encadena en bloques para prevenir un futuro incierto, generando una inteligencia colectiva, como los cyborgs” (p. 10). Además, dada su familiaridad con Internet, poseen una sensibilidad mayor para detectar cuando un espacio digital está siendo controlado o invadido por la posverdad, de modo que migran entre espacios y redes sociodigitales que evalúan como más seguras y/o libres (Feixa, 2021). 

Como en otras latitudes, la juventud mexicana ha destacado en los últimos años por su participación en asuntos de interés público en, desde y a través de internet. Ejemplos de ello son el movimiento #YoSoy132 en 2012, la Brillanteada en 2019 y la oleada digital para reconfigurar el algoritmo de búsqueda #IngridEscamilla en 2020. Pese a que la pandemia del coronavirus parece haber eclipsado algunos de estos movimientos (Feixa, 2021), al mismo tiempo consolidó su relevancia pues quedaron de manifiesto las profundas desigualdades que impactan y preocupan a la juventud.

Los espacios y prácticas políticas de hoy ya no son las mismas que las de la segunda mitad del siglo XX. Las juventudes actuales encuentran en los espacios digitales lugares para politizarse y organizarse colectivamente en torno a las situaciones que les atañen en el presente, y para forjar escenarios que les permitan sobrevivir en el futuro. Estas prácticas no se limitan a las pantallas, sino que se conjugan con prácticas offline que se materializan en, por ejemplo, cuestionamientos directos al manejo a conveniencia que los medios de comunicación dan a la información (#YoSoy132), presión a las autoridades para realizar la investigación de casos de violencia sexual contra mujeres (La Brillanteada) o, incluso, visibilizar la urgente necesidad de leyes que garanticen el trato digno de víctimas de feminicidio (Ley Ingrid derivada de la denuncia masiva que se realizó en redes sociodigitales sobre la filtración y viralización de fotografías del cadáver de la joven Ingrid Escamilla). Las juventudes han ampliado y resignificado el espacio público a partir de internet, mediante él se politizan y construyen redes de apoyo, de empleo, de educación, entre otras.

Lo anterior da cuenta que las formas de organización colectivas en torno a asuntos de interés público son dinámicas y, actualmente, implican el uso de las tecnologías digitales. La juventud actual parece no estar interesada en ser una copia de generaciones anteriores, además que sus condiciones tecnológicas les imponen escenarios y prácticas distintas. Más que satanizar internet o calificar a las juventudes de apolíticas solo porque no se ajustan al imaginario del revolucionario juvenil de 1968, el Estado debe garantizar la conectividad y, como sociedad, hemos de defender internet como un espacio libre y seguro.

Fuentes consultadas:

Castells, M. (2015). Redes de indignación y esperanza. Madrid: Alianza editorial.

Calderón, F., y Castells, M. (2019). La nueva américa latina. FCE, Fondo de Cultura Económica.

Centro de Investigación en Política Pública [IMCO]. (11 de agosto de 2022). El panorama educativo y laboral de los jóvenes en México. [Blog]. Recuperado el 29 de octubre de 2023. Disponible en: https://imco.org.mx/el-panorama-educativo-y-laboral-de-los-jovenes-en-mexico/

Feixa, C. (2021). Generación blockchain: movimientos juveniles en la era de la web semántica. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 19(1), 251-270.

Gutiérrez, A. (27 de febrero de 2023). El complicado futuro que enfrenta la juventud mexicana. El Economista. Recuperado el 29 de octubre de 2023. Disponible en: https://www.eleconomista.com.mx/capitalhumano/El-complicado-futuro-que-enfrenta-la-juventud-mexicana-20230226-0002.html

Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI]. (10 de agosto de 2022). Estadísticas a propósito del día internacional de la juventud. Comunicado de presna núm. 436/22. Disponible en: https://inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2022/EAP_Juventud22.pdf

Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI] e Instituto Federal de Telecomunicaciones [IFT]. (4 de julio de 2022). Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2021. Comunicado de prensa núm. 350/22. Disponible en:https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2022/OtrTemEcon/ENDUTIH_21.pdf

Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI] e Instituto Federal de Telecomunicaciones [IFT]. (19 de junio de 2023). Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2022. Comunicado de prensa núm. 367/23. Disponible en:https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2023/ENDUTIH/ENDUTIH_22.pdf