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Nezahualcóyotl, en los códices - Foto: Foto: Especial

El camino de la vida: Nezahualcóyotl

El texto representa un homenaje al rey Nezahualcoyotzin, nacido en 1402 y muerto en 1472

Por: J. Enrique Álvarez Alcántara, Visitas: 1433

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Presentación. No quiero dejar de agradecer a los organizadores de esta Feria Virtual del Libro México (septiembre del año 2020) por haberla ideado, planificado y realizado; tampoco puedo dejar de reconocer el Gesto de haber considerado a mi país, México, como objeto de conmemoración por un aniversario más del inicio de su Guerra de Independencia, un día dieciséis de septiembre de 1810. Finalmente, doy las gracias por haberme invitado a rendir un Homenaje, por este medio, al Rey Nezahualcóyotl (estos días de distanciamiento físico y confinamiento sugerido por las autoridades correspondientes como mecanismo de defensa ante un virus desconocido).

Empero, como hubiese pensado, y tal vez dicho, Jack “El Destripador”, «vámonos por partes».

¿Por qué elegir a un personaje que poco más de un siglo antes de la «Guerra de Conquista», por parte de los españoles, nació, creció, asumió su reinado y murió –medio siglo antes de tal suceso?

¿Por qué él, y no otro personaje que hubiese participado de la «Guerra de Independencia», como dictaría la “Historia oficial”, ¿tres centurias y media después de muerto este?

¿Por qué no, por ejemplo, a quien ha sido reconocida históricamente en todo el orbe como la primera poetisa de trascendencia inconmensurable e indiscutible, como lo fue Sor Juana Inés de la Cruz?

Responder estas interrogantes, con la fuerza argumental sólida y profunda que requiere, me conduce a recuperar una idea cenital de José Carlos Mariátegui –retomada del pensamiento de Karl Marx y aplicada a nuestra realidad originalmente indígena—a través de su Esquema de la evolución económica, en sus Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana.

Cito: “En el plano de la economía se percibe mejor que en ningún otro hasta qué punto la Conquista escinde la historia del Perú (…y agregamos nosotros, en lo que sería la Nueva España…). Hasta la Conquista se desenvolvió en el Perú una economía que brotaba espontánea y libremente del suelo y la gente peruanos (…y agregamos nosotros, en lo que sería la Nueva España…). Los conquistadores españoles destruyeron, sin poder naturalmente reemplazarla, esta formidable máquina de producción. La sociedad indígena, la economía inkaica, se descompusieron y anonadaron completamente al golpe de la Conquista. Rotos los vínculos de su unidad, la nación se disolvió en comunidades dispersas. El trabajo indígena cesó de funcionar de un modo solidario y orgánico. Los conquistadores no se ocuparon casi sino de distribuirse y disputarse el pingüe botín de guerra. Despojaron los templos y los palacios de los tesoros que guardaban; se repartieron las tierras y los hombres, sin preguntarse siquiera por su porvenir como fuerzas y medios de producción”. (José Carlos Mariátegui, 2007, 134)

De este modo, como veremos en este “homenaje”, la Conquista, como un «hecho histórico», escindió en dos momentos nuestra historia: antes de la Conquista, y a partir de la misma. Pero aún más, la Conquista misma impondrá como «necesidad histórica» antitética, dialéctica, primero las luchas de resistencia y, luego, la «Guerra de Independencia». Ergo, esta última, más que ser resultado de la actividad y acción de una serie de personajes y “héroes”, es una «necesidad histórica» que requirió, para su concepción, desarrollo e instrumentación, un largo proceso de prácticamente trecientos años, los tres siglos que duró la Colonia. Es necesario tomar en cuenta, además, que “la revolución de la independencia no constituyó, como se sabe, un movimiento indígena. La promovieron y usufructuaron los criollos y aun los españoles de las colonias. Pero aprovechó el apoyo de la masa indígena”. (José Carlos Mariátegui, El Problema del Indio, 2007, 162)

Es decir, la «Guerra de Conquista» y la «Guerra de Independencia» tienen como postludio y preludio, respectivamente, la Colonia. El periodo de la Colonia es el espacio que muestra nítidamente este doble proceso de conquista cultural y psicológica, por un lado y, por el otro, de resistencia, aunado a ello la incapacidad real de los conquistadores de construir una nación, que nunca tuvieron proyectada.

Ergo, podemos admitir el hecho irrefutable de que antes de la Conquista había lenguas, culturas, tradiciones, creencias religiosas, Estados, estadistas, filósofos, ingenieros, música, poesía, escritura, textos, leyes, ejércitos, identidad y más; en este sentido, los conquistadores no nos dieron lengua, patria, religión, cultura, etcétera, como algunos creen y sostienen. Quizás lo que pudiéramos admitir es que, en esta etapa de la historia, el periodo de la colonia, se dio la construcción de una cultura sincrética o mestiza de diveros órdenes. De otro modo sería inadmisible la presencia de recursos que permitieran una resistencia que fue enriqueciéndose con otras experiencia culturales e históricas de otras regiones del orbe, así como de nuestro epacio, sin proyecto propio.

También no es dable considerar, como está claramente documentado, que los conquistadores, más que construir un proyecto de nación, llegaron a saquear, destruir, eliminar lo prexistente y a imponer lo “suyo” como lo deseable, humanamente dicho.

Una muestra fehaciente de lo que se propone es, sin duda, la vida y obra del Rey Nezahualcóyotl. Sobremanera porque fue él, sin duda alguna, la figura más trascendente de la poesía escrita en lengua mexicana (náhuatl), en el periodo prehispánico y, entre unos cuantos más, su hijo Nezahualpilli. (Juan Domingo Argüelles, 2012, 23-25).

¿Quién fue el Rey Nezahualcóyotl? Según refieren las crónicas, “el día 28 de abril del año 1402, que entonces se denominaba Ce mázatl o 1 Venado, del año Ce Tochtli o 1 Conejo, nació en Tezcoco, capital del Señorío de Acolhuacan, situado al noreste del valle de México, a orillas del gran lago de Tezcoco, el príncipe Acolmiztli Nezahualcóyotl, que significa «brazo o fuerza de león» y «coyote hambriento o ayunado»”. (José Luis Martínez, 1972, 11).

Era hijo de Ixtlilxóchitl Ome Toxtli, o Ixtlilxóchitl el Viejo, Señor de Tezcoco, y de Matlacihuatzin, quien era hija de Huitzilíhitl, y hermana de Chimalpopoca, Señores sucesivos de México-Tenochtitlan. Asimismo, era nieto de Techotlala, señor de Tezcoco, padre y antecesor de Ixtlixóchil.

Hacia 1414 Ixtlixóchitl, previendo su probable muerte en las guerras internas, determina jurar como Rey de Tezcoco y nombrar a Nezahualcóyotl, con apenas doce años de edad, príncipe heredero. Un día 24 de septiembre de 1418, cuando Nezahualcóyotl apenas contaba con dieciséis años, después de varios días de persecución, es asesinado Ixtlixóchitl. A partir de este momento, la vida de nuestro personaje ocurre entre persecuciones y evasiones, por toda una década, llenas de sucesos extraordinarios y objeto de leyendas.

Entre los años de 1420 y 1426, de sus dieciocho a los veinticuatro años, los pasó en Tenochtitlan, protegido por sus familiares.

El nuevo Señor, el que ganó las batallas a los señoríos de Tezcoco y Tenochtitlan, Tezozómoc, previendo su muerte encarga a sus hijos, entre ellos Maxtla, que sigan gobernando y, al morir el primero, el día 24 de marzo del año de 1427, en Azcapotzalco, asume el poder Maxtla, quien impone una tiranía.

Este periodo muestra que, “Desde la época en que Tezozómoc, el tirano de Azcapotzalco, y luego su hijo Maxtla humillaron y asesinaron a los reyes de México-Tenochtitlan y de Tezcoco y aun pretendieron liquidar estos señoríos, parecía necesario establecer alianzas que conjuraran peligros semejantes”. (José Luis Martínez, 1972, 47). Así se concretó tal alianza y, apoyados por otros pueblos aliados, derrotaron a los Tepanecas, comandados por Maxtla y, a partir de este triunfo se consolidaría un poco después lo que fue conocido como «Triple Alianza» --integrada por Motecuzomatzin, Señor de México-Tenochtitlan; Nezahualcoyotzin, Señor de Tezcoco, y Totoquihuatzin, Señor de Tlacopan—. (Nota: Son muchos los indicadores que sirven para expresar el lenguaje honorífico en la lengua náhuatl; pero todos ellos son utilizados como sufijos en las inflexiones verbales y solamente el sufijo -tzin es el que se emplea para expresar reverencia en nombres propios).

A partir de ese momento Nezahualcóyotl y los otros Señores recuperan los reinos o Señoríos de Tezcoco y Tenochtitlan, y restablecen las fronteras de la ciudad de Tezcoco y los linderos con Tepanecas y Mexicas. Esto ocurrió el día 11 de agosto del año 1427, el día Ce Ollin, quinto del octavo mes llamado Micailhuitzintli.

Hacia el año Nahui ácatl o 4 Caña, 1431, cuando cumplía 29 años, Nezahualcóyotl fue finalmente jurado Señor de Tezcoco.

Como podemos reconocer, en primera instancia, Nezahualcóyotl era un guerrero y estratega militar consumado y, por herencia, un monarca y estadista que supo organizar un Estado con todas sus funciones esenciales (militar, política y económica)

¿Cuál fue la obra del Rey Nezahualcóyotl? A partir de este momento Tezcoco fue reconociéndose en el mundo Nahua como un “centro de irradiación cultural por la posesión de los archivos de los documentos indígenas que allí guardaba. Esto es, la famosa colección, probablemente la más importante del mundo indígena, que formó Nezahualcóyotl y acrecentó Nezahualpilli, de los «libros pintados»”. (José Luis Martínez, 1972, 44)

Como se sabe, esta magnífica obra, con la llegada de los españoles, fue saqueada y quemada. (José Luis Martínez, 1972, 296-300; Miguel León-Portilla, 1994, 33-38).

Durante el gobierno de Nezahualcóyotl, y esto está perfectamente documentado, se crearon escuelas, calmécac, entre ellas el tlacateo y el telpochcalli. Una para los hijos de los principales, el tlacateo, y los telpochcalli eran escuelas públicas. Además, una tercera escuela, de carácter especial, fue creada, para las hijas del Rey.

En el patio mayor de los palacios tezcocanos se hallaba la “universidad”, institución en la cual se reunían los poetas y sabios del reino y donde, además, se poseían los archivos reales; también se encontraba allí la sala de música y ciencias y las “escuelas de arte adivinatorio, poesía y cantares”.

Entre sus obras más destacadas, se refieren las siguientes:

* Hacia el año de 1430, siendo sumamente joven y cuando todavía no se le juraba como Rey dispuso la formación del Bosque de Chapultepec, cuyos ahuehuetes, según leyendas, él mismo sembró. Este bosque es muy famoso en el México actual.

* En el año 1 Conejo, año de 1454, coronó sus diversas obras con la construcción del Acueducto de Chapultepec. La conclusión de esta obra fue en el año 13 Conejo, año de 1466, permitiendo ello la llevada del agua a la ciudad de México, desde Chapultepec. Dicho acueducto permanece como Patrimonio Nacional en la actualidad.

* La construcción de la “Albarrada de los indios”, o dique, que dividía las aguas del lago y el primer acueduto que trajo agua a la ciudad de México

Estas tres grandes obras, reconocidas hasta ahora por su magnificencia, muestran que la sabiduría, toma de decisiones y relaciones de estadista con los otros reinos, es indudable.

De su obra filosófica y poética hablaremos un apartado adelante.

Sobre su vida amorosa y familia vale la pena también hablar un poco. Más allá de que, como monarca que era: “Tenía el Rey todas las mujeres que quería de todo género de linaje altos y bajos, y entre todas tenía una por legítima”. (José Luis Martínez, 1972, 56). Según refieren diversos documentos y crónicas, la estadística de sus hijos e hijas refiere sesenta hijos varones y cincuenta y siete hijas, de sus concubinas). Si se añaden los dos hijos que tuvo con su «esposa legítima», se le atribuyen ciento diecinueve hijos.

Nezahualpilli o Nezahualpillitzintli, cuyo significado es “Príncipe ayunado y deseado”, fue su segundo «hijo legítimo» y sucesor del Señorío de Tezcoco. Según se refiere, nació hacia el año 1465, cuando Nezahualcóyotl tenía sesenta y tres años y su madre cuarenta. Por ello el significado de su nombre.

Según narran las leyendas: “entre el «Laberinto de sus Concubinas» --que se cuentan entre veinte y treinta—y de sus hijos y parientes, las ocupaciones del gobierno, la dirección de las obras públicas, las acciones guerreras y sus creaciones poéticas no habían permitido a Nezahualcóyotl ocuparse en elegir la que deberia ser su mujer legítima que diese un suesor a su señorío”.

Con dicho propósito convocó que llevasen a las hijas legítimas de los Señores de otros pueblos aliados y eligió, entre ellas, una muchacha que, por ser una niña se la encargó a su hermano mayor Cuauhtlehuanitzin para que la criara y educara y adquiriendo ya la edad se la trajese al palacio. Sin embargo, antes de tal suceso su hermano murió y ya teniendo la edad necesaria, sin saber del compromiso, su sobrino la desposó. A partir de ese entonces, se cuenta, melancólico, escribía poesía y reflexionaba yendo de un lugar a otro.

Así sucedió que llegando a Tepechpan, donde fue recibido por su Señor, Cuacuauhtzin, le invitó a su casa a comer y, se cuenta que, para honrarlo, decidió que los atendiese, Azcalxochitzin, hija del infante Temitzin, a quien criaba Cuacuauhtzin para que llegado el momento fuese su esposa. Ella debía tener para ese entonces diecisiete años.

Pero aquí llegó el pero, Azcalxochitzin le quitó, según se cuenta, inmediatamente la melancolía al Señor de Tezcoco y “le robó el corazón”.

Ante tal dilema, Nezahualcóyotl planificó la muerte de Cuacuauhtzin mediante una estratagema consistente en mandarlo a las guerras que aun se daban, llamadas «Guerras floridas», y ordenar al jefe militar de su ejército que lo mandara al frente y que allí lo mataran por alta traición.

Cuacuauhtzin, sabiendo su destino y no pudiendo negarse a tal designio, siendo un gran poeta, compuso unos cantos que se han preservado aun en las antologías de poesía prehispánica. Miguel León Portilla se encargó de su traducción y aquí los presentamos.

 

Canto Triste de Cuacuauhtzin

 

Flores con ansia mi corazón desea.

Que estén en mis manos.

Con cantos me aflijo,

sólo ensayo cantos en la tierra.

Yo, Cuacuauhtzin,

con ansia deseo las flores,

que estén en mis manos,

yo soy desdichado.

¿Adónde en verdad iremos

que nunca tengamos que morir?

Aunque fuera yo piedra preciosa,

aunque fuera oro,

seré yo fundido,

allá en el crisol seré perforado.

Sólo tengo mi vida,

yo, Cuacuauhtzin, soy desdichado.

Tu atabal de jades,

tu caracol rojo y azul así los haces ya resonar,

tú, Yoyontzin.

Ya ha llegado,

ya se yergue el cantor.

Por poco tiempo alégrense,

vengan a presentarse aquí

los que tienen triste el corazón.

Ya ha llegado,

ya se yergue el cantor.

Deja abrir la corola a tu corazón,

deja que ande por las alturas.

Tú me aborreces,

tú me destinas a la muerte.

Ya me voy a su casa,

pereceré.

Acaso por mí tú tengas que llorar,

por mí tú tengas que afligirte,

tú, amigo mío,

pero yo ya me voy,

yo ya me voy a su casa.

Sólo esto dice mi corazón,

no volveré una vez más,

jamás volveré a salir sobre la tierra,

yo ya me voy, ya me voy a su casa.

Sólo trabajo en vano,

gocen, gocen, amigos nuestros.

¿No hemos de tener alegría,

no hemos de conocer placer, amigos nuestros?

Llevaré conmigo las bellas flores,

los bellos cantos.

Jamás lo hago en el tiempo del verdor,

sólo soy mendigo aquí,

sólo yo, Cuacuauhtzin.

¿No habremos de gozar,

no habremos de conocer el placer, amigos nuestros?

Llevaré conmigo las bellas flores,

los bellos cantos.

Cuacuauhtzin de Tepechpan.

Como registran las crónicas, el matrimonio entre Nezahualcóyotl y Azcalxochitzin se celebró hacia el año 1443 o 1444, entre “la pasión y el crimen”. Tras el casmiento nació su primer hijo de tal unión, cuyo nombre fue Tetzauhpiltzintli. Quien, por lo demás murió dramáticamente. Posteriormente, hacia 1465 nació su segundo hijo, Nezahualpilli.

El Rey Poeta y Filósofo. Para mostrar esta faceta de Nezahualcóyotl dejaré que él mismo nos hable a través de sus cantos, presentando tres de sus poemas de carácter filosófico y estilístico.

 

Aunque sea de jade

 

Yo Nezahualcóyotl lo Pregunto:

¿Acaso devera se vive con raíz en la tierra?

No para siempre en la tierra.

solo un poco aquí.

Aunque sea de jade se parte,

aunque sea de oro se rompe,

aunque sea plumaje de qutzal se desgarra.

No para siempre en la tierra

solo un poco aquí.

 

Poneos de pie

 

¡Amigos míos, poneos de pie!

Desamparados están los príncipes,

Yo soy Nezahualcóyotl,

Soy el cantor,

Soy papagayo de gran cabeza.

Toma ya tus flores y tu abanico

¡Con ellos ponte a bailar!

Tú eres mi hijo,

Tú ere Yoyontzin.

Toma ya tu cacao,

La flor del cacao,

¡que sea ya bebida!

¡Hágase el baile,

No es aquí nuestra casa,

No viviremos aquí

Tú de igual modo tendrás que marcharte.

 

¿A dónde iremos?

 

¿A dónde iremos

donde la muerte no exista?

Más, ¿por esto viviré llorando?

Que tu corazón se enderece:

aquí nadie vivirá para siempre.

Aún los príncipes a morir vinieron,

los bultos funerarios se queman.

Que tu corazón se enderece:

aquí nadie vivirá para siempre.

 

Conclusión. Como podemos apreciar, más allá de toda leyenda, Nezahualcóyotl era un Tlamatinime, sabio o el que sabe, poeta, filósofo, rey, estadista y estratega político y militar.

 

 

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