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En este día bisiesto los saludo a todos, con el deseo de que el próximo 29 de febrero sigamos aquí, manteniendo la espléndida conversación que provocan la escritura y la lectura compartida.

Estoy leyendo Milagros de vida, de J.G. Ballard, el autor de Crash... ¿recuerdan la película de Cronenberg?

Un escritor verdadero se distingue por una frase: "El bridge, el alcohol y el adulterio son el cemento que mantiene unidas las sociedades, y el exceso de drogas sedantes debía de haber inhibido a una gran parte de la población de Shangai". Cambiemos bridge por deporte y quitemos sedantes y cualquier similitud...

Ballard cuenta que su maestro de literatura le pedía que copiara trozos de novelas relevantes y un día él decidió mejor escribir una historia propia. El profesor le dijo que dejara de copiar novelas baratas. "Aquella fue mi primera reseña, mi primer acto de reconocimiento, y fue el estímulo que me impulsó a realizar más tentativas por diversión propia".

Juan García Ponce me contó que, en una etapa de su vida cuando traducía novelas baratas del inglés al español, les cambiaba la trama y los finales. No sé si lo descubrieron.

En la secundaria del Instituto México, María del Carmen Garibay, mi profesora de literatura, nos pidió a todos una composición. Yo tenía 11 años. Días después me dijo que quería hablar conmigo en el recreo. Me dijo: "Tengo tres palabras que decirte: escribe, escribe, escribe". Puedo suscribir lo que escribió Ballard: "fue mi primera reseña, mi primer acto de reconocimiento y el estímulo que...". Que Dios y Mercurio te bendigan siempre, querida Maestra. Por cierto... ¿alguien sabe algo de ella?