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Gustave Flaubert, la maestría literaria. Cartón de Pablo García publicado en La Nueva España - Foto: Foto: Especial

El ensayo de hoy: Flaubert

Publicado originalmente el 31 de octubre de 2019. A Anna Karenina “no hay quien la aguante”, ni a ella ni a Vronsky, su amante; Madame Bovary y Las flores del mal, de Baudelaire, “fue la espoleta para detonar la gran conflagración de la literatura moderna”

Por: José Antonio Lugo, Visitas: 1245

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Siempre Flaubert. Releo El festín de los conjurados, del escritor colombiano Rafael Humberto Moreno-Durán, publicado por Ediciones sin nombre, de mi amigo Chema Espinasa.

Señala Moreno-Durán: “Aparte de sus deudas y su incontenible lujuria, otra de las manifestaciones del derroche de Emma es su prosa: primero, en todos los sentidos de su oralidad, cuando se halla ante el amante; segundo, en el espacio de la escritura, pues nadie escribe más cartas que una mujer infiel. Lo paradójico es que, cuando Emma le habla o le escribe a su amante, lo hace para sí misma, como si hablara o escribiera ante un espejo, que merced a sus ecos y reflejos le devuelve la única imagen que en realidad quiere oír y ver: la suya propia, embriagada por las continuas satisfacciones de la transgresión”.

Estas palabras son también aplicables a Anna Karenina. El año pasado vi una nueva versión rusa, donde somos testigos del diálogo torturante que Anna sostiene consigo misma, que provoca que “no haya quien la aguante”, ni Karenin ni su amante Vronsky.

Regresando a Flaubert, el ensayista colombiano comenta que la publicación, en 1857, de Madame Bovary y de Las Flores del mal, de Baudelaire “fue la espoleta que hará detonar la gran conflagración de la literatura moderna, cuya onda expansiva revalorará una fatigada tradición estética, a la vez que instaurará nuevas actitudes éticas”.

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