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Lo recuerdo como si fuese ayer. En El Casino Español comimos una vez José de la Colina, José Luis Martínez S., amigo entrañable y editor de Laberinto, Armando González Torres y yo. El Santo Abad le preguntó: "Colina, ¿es cierto que tu generación era promiscua? Él contestó: "Un poco promiscua". En ese adjetivo "poco" se asoma la ironía y el guiño juguetón de Don Pepe, quien ayer (04/11/19), en sus propias palabras, fue "colectado por el polvo".

Esa inteligencia lúdica escribió este Soneto a la Gripe: "La gripe me sumerge en su pantano / donde acechan febriles cocodrilos; / la gripe me aprisiona con sus hilos, / me corta sin cuchillo por lo sano. / Soldado de la gripe veterano, / paseo por dolientes peristilos, / absorto, contemplando los tranquilos / nubarrones de un cielo tan urbano. / La gripe, profesión de fe nefanda / (salió el verso, con efes, muy gangoso), / el espíritu chupa hasta las heces. / El aliento apresado en la bufanda, / los ojos en estado lacrimoso / ... y la mano escribiendo estupideces".

Su libro Personerío (del siglo XX mexicano) me lo dedicó así: "A José María Lugo (Sic), este libro donde está Juan". Claro que está. En su ensayo sobre García Ponce, señala: "Me acuerdo, Juan, de que cuando te dieron en Guadalajara el premio Juan Rulfo, así titulado por el autor de la novela en la cual se dice que el tal Pedro Páramo es "un rencor vivo", yo dije que de tu obra narrativa se podría decir que es un deseo vivo, y que allí lograbas la gran fiesta en la que cometían magnífico incesto el deseo de la escritura y la escritura del deseo".

Gracias, Maestro. Buen viaje.