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Estoy en contra del voluntarismo de moda de los libros de auto ayuda, que afirma que si las personas imaginan que son sanas, ricas o correspondidas por el ser que aman y no los quiere, por el sólo hecho de pensarlo dejarán de ser enfermos, pobres o desdichados.

Sin embargo, la imaginación sí puede llevarnos a territorios insospechados, en el amor, en la creación artística o en el destino personal. En El cuarteto de Alejandría, de Durrell, después de que hicieron el amor por primera vez, Darley pregunta: "¿Imaginaste que esto iba a pasar alguna vez?", Justine responde: "Si no lo hubiéramos imaginado, no hubiera sucedido jamás".

Vladimir Nabokov, el autor de Lolita, cuenta cómo su tía abuela le pidió que viera los arlequines. Nabokov respondió: "Qué arlequines? ¿Dónde están?". Ella le dijo: "¡En todas partes! ¡Juega!¡Inventa la realidad!"

El deseo inicia en la imaginación; los grandes logros personales también. Amig@ lector, ¿qué has soñado hacer? ¿qué has imaginado ser? Quizá en tu lista personal está hacer vitrales, estudiar cerámica, ser chef, escribir una novela, aprender diseño floral, ser un gran orador, estudiar ruso, vivir en una isla griega, pintar acuarela, ser escultor, aprender a hacer pan... Déjame decirte que, mientras estés viv@, está a tu alcance vivir lo que imagines. ¡Diablos! ¿qué estás esperando?