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La obra "Desesperación", que luego ha cambiado su nombre a "El Grito", fue realizada por Edvard Munch - Foto: Foto: Especial

El ensayo de hoy: Neuróticos

Publicado originalmente el 16 de octubre de 2019. Citando la obra de Millás, La vida a ratos, hace una reflexión sobre “la sabiduría” de entender que “la vida no tiene solución”, porque además “todas las vidas son absurdas”; luego habla de otras obras

Por: José Antonio Lugo, Visitas: 1148

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Terminé La vida a ratos, de Juan José Millás. Es una suerte de diario, escrito por un narrador que se llama igual que el autor y dirige un taller de creación literaria. Es un personaje neurótico, que se fija en no pisar las rayas de las aceras -es una alegoría-, como Jack Nicholson. Imagina, sueña, vive... Sus sueños, delirios y eventos se le empalman como las capas de una lasagna.

En la semana 177, escribe: "Conviene partir del hecho de que no hay solución. Para nada. No hay solución para nada. La vida no tiene solución, la vida no es un problema del que conoces unos datos de los que debes deducir otros. Una vez que aceptas ese hecho, que no hay solución, te hacen menos daño las atrocidades que contemplas a diario. No hay solución, te dices. Buenas noches". Y en la semana 193, hablando del dueño de un quiosco de periódicos: "Sería el punto final perfecto para una vida absurda. Todas lo son".

¡Gran trozo de sabiduría! 477 páginas, en donde vemos al narrador consumir iboprufenos, beber gin-tonic y hablar con su psicoanalista. Una y otra vez.

Si se trata de grandes libros que hablen de "fracasos" neuróticos, recuerdo Bartleby, de Melville y El mal del ímpetu, de Goncharov. Lo de Millás es cháchara, parloteo (a mi juicio).

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