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Cuando Octavio Paz ganó el Premio Nobel de Literatura, yo estudiaba francés en el IFAL. En clase, algunos de mis compañeros criticaron sus posiciones políticas. Yo pregunté qué habían leído de él y pocos habían leído su obra. Creo que lo mismo pasa con Mario Vargas Llosa.

Opino que los escritores deben de ser juzgados por su obra literaria. Eso no los exime de una visión crítica sobre su pensamiento político, pero lo más importante es su obra.

Tiempos recios, la más reciente novela de Vargas Llosa, narra y critica la intervención norteamericana en la caída del presidente Árbenz en Guatemala.

Vargas Llosa ha escrito un libro sobre Flaubert -el relojero minucioso- y otro sobre Víctor Hugo -el alma inconmensurable-. Creo que el escritor peruano está en medio, sin llegar a las alturas de ninguno de los dos. Pero ese punto medio le basta para ser, a mi juicio, un extraordinario novelista.

En el último capítulo "don Mario" interroga a una de las protagonistas de la novela. El lector ya no sabe si sigue siendo una novela o el texto narrativo se convirtió en un reportaje o en un ensayo político. Hubiera preferido que la voz del narrador no dejara entrever a Vargas Llosa. En cualquier caso, Tiempos recios es una estupenda novela. ¡A leerla! Y quizás a criticarme... -pero no sin leerla-.