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En Diez escritoras indias, publicado por Icaria, recuerdo un cuento. Un cacique embaraza a una joven y la abandona. Quince años después, el hijo del cacique ve con lujuria a la hija, su hermana. Su madre la mata. Cuando llega el cacique, ella le dice: "¿No me reconoces? ¡Maté a tu hija para que no se repitiera la historia!"

En Beloved, la novela de Toni Morrison, la primera escritora afroamericana en ganar el Nobel, fallecida ayer, Sethe mata a su hija de 2 años para evitar que se convierta en esclava, como ella.

En Cuadernos de Lanzarote, José Saramago, otro Premio Nobel, escribió: "Lo imposible continúa aconteciendo. En la novela Jazz de Toni Morrison hay un personaje que mata a la hija a quien amaba. Por amarla demasiado, explicó. Parece absurdo, pero los novelistas son así, ya no saben que más inventar para captar la fatigada atención de los lectores. Esas cosas en la vida, no suceden". Y nos cuenta cómo una pareja mata a un muchacho, sólo por diversión. Concluye: "Toni Morrison no sabe nada de la vida. Lo imposible sucede siempre, sobre todo si es horrible".

El mejor homenaje a un escritor que se ha ido es leerlo. Hoy, tenemos, de un lado, a un cuento y a Toni Morrison; del otro, a Saramago. ¿A quién le dan la razón? Uhh...