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Para leer en setentena: El libro como ventana

Durante ochenta días compartiré con mis amigos textos y reflexiones, no solamente literarios. Lo haré con la convicción de que la literatura y el debate inteligente son antídotos contra el tedio, la ansiedad y el catastrofismo

Por: José Antonio Lugo, Visitas: 1139

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Estamos encerrados, confinados contra nuestra voluntad en un cuarto, casa, departamento, mansión, cabaña. Nuestras moradas pueden ser rústicas o lujosas, de madera o concreto, pequeñas o grandes, pero en todas podemos abrir ventanas y no me refiero a las que diseñaron los arquitectos, sino a los libros, los libros como ventanas. Ahora bien, ¿qué tipo de ventanas queremos en esta cuarentena? Van algunas ideas:

El libro como claraboya de un barco: En esta posibilidad de la imaginación, vemos el mundo exterior como el mar amenazador, que hace bambolear al barco y que estrella las olas contra el "ojo de buey", mientras nos preguntamos si la nave resistirá.

El libro como una de las ventanas del extraordinario pintor René Magritte: la ventana se abre a posibilidades insospechadas, todo puede aparecer: figuras flotantes entre las nubes, la voz del espacio, siluetas, los misterios del horizonte...

El libro como vitral. Si asumimos que nuestro espacio no admite el exterior y que todo debe pasar dentro de las cuatro paredes que nos rodean, los libros/vitrales dejan pasar un poco de luz, pero cuentan historias, las historias que queremos vivir en la cuarentena y convierten nuestra casa en una suerte de catedral.

El libro como una pared de vidrio, a través de la cual entra una enorme cantidad de luz y un paisaje que se integra con las otras tres paredes. Así, el bosque de la literatura ilumina y completa nuestra cotidianidad.

El libro como una ventana que tiene dos batientes de madera que podemos cerrar y así olvidarnos de que existe y regresar a la oscuridad, que sin embargo puede ser acogedora, de la cálida luz de nuestra chimenea/familia.

El libro como esos cubos de vidrio transparentes que se colocaban en los salones de clase que daban a la calle, que permitían la entrada de la luz, pero no dejaban ver nada hacia afuera, ni de fuera hacia adentro.

El libro como la ventana de un avión, que debe uno tener abierta al salir de la casa y al regresar, pero que a ciertas horas debe cerrarse para no incomodar a los demás pasajeros de la cuarentena.

El libro que es una ventana que en lugar de vidrio normal tiene un espejo y nos permite vernos a nosotros mismos en lo más profundo. Quizá no nos reconozcamos en esa imagen, tal vez no nos guste o, si somos narcisistas, sonreiremos complacidos.

Tus libros de la cuarentena... ¿qué tipo de ventanas son? Mientras "le das una pensada", síguete cuidando, por favor. La realidad está por encima de los semáforos.

 

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