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Albedrío, de Daniel Sada - Foto: Foto: Especial

Platiquemos de libros: Albedrío

Hoy aborda el libro Albedrío, escrito por Daniel Sada, “el autor más incómodo de la última narrativa mexicana”. La primera edición fue hecha por Maxi Tusquets editores, en México, en enero del 2013

Por: Carlos Garza Falla, Visitas: 1372

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“¿Quién es Daniel Sada? Entre otras cosas, el autor más incómodo de la última narrativa mexicana. Pocos escritores más esquivos, menos dóciles, para la crítica literaria. Libro a libro, el problema crece. ¿Dónde ubicar a Sada? ¿Qué tanto vale su obra? Cuesta situarlo en nuestro canon. Cuesta, incluso, tasar justamente su valor. Existen tantas razones para exaltarlo como para censurarlo. Hay en su obra un ritmo titánico, casi salvaje, que arrastra vicios y virtudes. Al principio, su cauce parecía tan controlable que se le quiso ubicar al centro del canon. Era el heredero de Yáñez y Rulfo, la cabeza tardía de nuestra novela rural. El cauce rebasó los diques y Sada naufragó hacia los márgenes. Dueño de una sensibilidad anacrónica, fue revalorado como un excéntrico. Allí mora desde hace tiempo, en un extremo de nuestra literatura. Hay quienes lo celebran y quienes lo refutan. Ante la polaridad, un acuerdo: no sabemos qué tan bueno es, reconocemos su importancia”, dice Rafael Lemus, comentando en Letras Libres, Ritmo Delta, novela de Daniel Sada publicada en el año 2005, esto es 16 años después de Albedrío, la cual fue publicada por primera vez en 1989.

Arranco con la amplia cita de Lemus porque creo que tener en mente lo que ahí se dice ayuda a asir Albedrío, novela de que atrapa al lector desde sus primeras páginas y no permite abandonar su lectura.

La historia es sencilla, tiene como referente narrativo central la cotidianidad de una compañía de gitanos (digo yo, ya que en la contraportada del libro se dice compañía de húngaros) que recorre en un camión, que es también su vivienda, algunas poblaciones del norte del país proyectando una película vieja e incompleta, a cambio de alguna moneda o algún alimento. Inicia en una población denominada Castaños y ahí confluyen dos circunstancias, la creencia de la gente de Castaños de que lo que en verdad pretenden los del “cinito” es robar, lo que los obliga a salir apresurados de ahí, circunstancia que un joven casi niño o un niño casi joven aprovecha para irse de polizón con ellos. Al descubrirlo, parte de los integrantes de la compañía se inclinan por deshacerse de él y obligarlo a regresar, pero significativamente el jefe del grupo decide adoptarlo y deja en claro que Chuyito, así se llama el polizón, se queda con ellos y se integra a la compañía.

Y es en la red narrativa enunciada que Albedrío se desarrolla y le ofrece al lector su revelación.

“Las probabilidades para esta historia –Cosme Álvarez autor de esta cita se refiere a la historia de Albedrío- son tan nulas como infinitas; lo son también para los personajes, quienes, sin duda con el tiempo, y con algún sobresaltado enternecimiento del alma, se nos harían personas entrañables, extrañas, excéntricas. Los vemos habitar un camión que es un hogar y no es ningún sitio; se ganan la vida proyectando una película que no empieza ni termina; llegan a lugares donde una vez vivieron y, siendo otros, no dejan de ser ellos mismos: los hijos de las circunstancias, del azar, del entorno, de las creencias que oscuramente se vuelven una ley para sus vidas. Cada uno, de existir —ya por separado o ya en grupo—, avivaría la sentencia proferida por Ernesto Sabato: «La fatalidad es un hombre en busca de su destino».”

Y otro rasgo que deslumbran las historias contadas por Sada es su manejo del lenguaje el cual según él "debe despertar la imaginación, debe explorar territorios imprevisibles, misterios que no se encuentran en las novelas históricas o documentales".

Para concluir esta invitación a que platiquemos de Albedrío de Daniel Sada hago mía esta cita de Adriana Jiménez García: “Leerlo es habitar sus paisajes interiores; dejarse seducir por su lenguaje, por sus ritmos, por sus prodigios, es ver suceder con él los absurdos del mundo con tanto compasivo placer y con tanto inocente sarcasmo como conviene a todo aquel a quien la realidad, como a él, le llegue a parecer insuficiente”.

Y para enriquecer nuestra conversación no está de más consultar estas referencias.

Daniel Sada. Wikipedia.

Daniel Sada (1953-2011). Armando Alanís. Letras Libres.

Daniel Sada: Ver suceder. Andrea Jiménez García. Letras Libres.

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