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Por azares del destino los libros que hoy propongo para platicar los leí de manera simultánea en las últimas semanas del año 2019 y si bien, destinaré a cada uno de ellos una entrega, quisiera que quienes lean estas notas los tuvieran presentes, dado que se ocupan, en términos generales, de los mismos hechos históricos y abarcan más o menos el mismo periodo de tiempo.

Son libros diversos, sin duda, con valor específico cada uno de ellos y que reclaman su propia lectura, pero ambos se ocupan de las heridas más profundas del México contemporáneo, la de la represión del Estado en contra de los grupos opositores y de la desaparición forzada como uno de los instrumentos de privilegio, por ello son lecturas obligadas y estrechamente relacionadas.

Después de estas lecturas se puede entender la demanda del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, que busca que el Estado Mexicano se aboque en serio y de manera radical, yendo a la raíz de las cosas, a restañar las heridas que hoy lastiman profundamente a México y a los mexicanos, mediante la aplicación de una política pública de Justicia Transicional lo que está poniendo en el centro es la conquista de la verdad, que sin duda nos hará libres. 

Lo que más recupero de los trabajos de Fritz Glokner y de Camilo Vicente Ovalle y por lo cual creo que deben tener un espacio privilegiado en nuestro platicar de libros, es precisamente su contribución en el develar hechos históricos que el Estado y la ideología dominante se han empeñado en ocultar o bien en tergiversar, en su lectura e interpretación.

No son la última palabra, pero sin duda son aportaciones que reclaman de la sociedad civil una nueva praxis comprometida con la búsqueda de la verdad y profundamente generosa en la que sea posible la realización de la justicia.

Verdad, justicia y paz, no es la consigna de una marcha, es una hoja de ruta que debemos recorrer cuanto antes para estar en condiciones de superar de raíz la crisis humanitaria en la que como país estamos inmersos. 

Los años heridos. La historia de la Guerrilla en México 1968 -1985, es un tabique, lo conforman 589 páginas, en las que para fortuna del lector fluye su contenido con una prosa elegante que atrapa la atención y motiva a avanzar con celeridad.

Permítanme, amigos lectores, antes de continuar con el contenido del libro, dedicar unos renglones a presentarles a Fritz Glockner.

Las fichas biográficas de Fritz que uno puede consultar en internet o en las contraportadas de sus libros, ubican su nacimiento en la ciudad de Puebla en el año de 1961 y lo clasifican como historiador (estudio historia en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) como escritor (ha publicado Veinte de cobre. Memoria de la Clandestinidad, 2004; El Barco de la Ilusión, 2005; Memoria Roja. Historia de la guerrilla en México 1943-1968 y Cementerio de Papel, 2014) como periodista y como promotor cultural (editor, librero y promotor de la cultura.) y por último como alguien dedicado a investigar la mal llamada Guerra Sucia (él lo dice) y a la que prefiere referirse como Guerra de Baja Intensidad. Y aquí conviene detenerse brevemente y dejar sentado en palabras del propio Fritz algo que resulta fundamental comprender: “la historia entró sin avisar a la casa familiar, se apoderó de nuestras conciencias, nuestros sentimientos, digamos que, de alguna manera de nuestras propias vidas”.

¿A qué se refiere Fritz con ese “la historia entró sin avisar a la casa familiar”? Dejemos que sea él mismo quien responda. “Cuando tenía nueve años, recién nacido mi hermano Enrique, -dice Fritz en una entrevista que le realizaRamón Carrillo- mi padre Napoleón Glockner Carreto optó por ir detrás de sus utopías, y decidió enrolarse dentro de uno de los diversos grupos armados que actuaron en nuestro país en la década de los años setenta. En un principio suponíamos que los motivos del abandono de mi padre descansaban en el clásico caso de haberse ido con otra mujer, o cualquiera de las situaciones similares, pero dos años y meses después de su partida, nos enteramos por medio del entonces noticiario televisivo 24 Horas que mi padre había sido detenido y que se encontraba recluido en el penal de Lecumberri, el famoso Palacio Negro en la Ciudad de México, y que los motivos por los cuales nos había dejado, era precisamente ese, porque se había convertido en guerrillero. A partir de entonces la familia tuvo que enfrentar diversas situaciones muy difíciles, desde la visita cotidiana para ver a mi padre en Lecumberri, el cual evidentemente padeció el maltrato, la tortura, el chantaje y demás delicias de parte de los diversos cuerpos policíacos, así como enfrentar todo el proceso legal para alcanzar su liberación, evidentemente conocer Lecumberri a los 12 años no fue como ir a Disneylandia, y de alguna manera es una experiencia que te tatúa”.

Tatuado con la experiencia referida, dotado de las herramientas del historiador, del escritor y del periodista, Fritz acepta el reto, “de completar narrativamente la historia de la guerrilla en México de los años que van de 1969 a 1985 y continuarla como una cronología comentada” y se aboca a responderlo. Se trata sin duda de una tarea titánica a la que le dedica varios años de su vida.

El resultado es magnífico, sin duda corregible, perfectible y enriquecible pero que cumple con creces cosas que el propio Fritz se propuso:

“Evidentemente -dice Fritz en una entrevista concedida a Reporte Índigo-  Los años heridos pretende ser la reconciliación de un diálogo entre el pasado y el presente, tomando en cuenta que son momentos diferentes (…). Estoy apostando y deseando que más de un joven entienda que los chavos de los 70 eran cabrones con tantas ilusiones y utopías como las que tienen los de hoy”.

“Con Los años heridos busco plantear que el gobierno mexicano intentó secuestrar la memoria, negó la historia (…) Y si logro hacer mínimamente un hoyito al pinche muro de la desmemoria, de la ignorancia, del planteamiento de la negación de las utopías, quiero sembrar nuevas”.

Termino subrayando esta última idea: urge que hagamos un boquete “al pinche muro de la desmemoria, de la ignorancia, del planteamiento de la negación de las utopías”, el que platiquemos de libros como Los años heridos. La historia de la Guerrilla en México 1968 -1985 sin duda puede contribuir a ello.