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El camino de la vida: Clases sociales y clasismo/clasista II

Breve Glosario de Terminología Política Ambigua y Eufemística, se propone abordar diversos términos políticos que se utilizan comúnmente y que no significan necesariamente lo que aluden

Por: J. Enrique Álvarez Alcántara, Visitas: 628

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En la primera parte de esta colaboración hubimos señalado que la “metáfora geométrica” —en variados análisis sociológicos, políticos, ideológicos o económicos— ha ocupado un lugar preponderante. A guisa de ejemplo referimos que hoy podemos escuchar o leer expresiones tales como “Geometría política”, “Geometría económica” o “Geometría social”.

Asimismo, expresamos que una conceptualización geométrica tasada con base en parámetros arbitrarios que, más que permitirnos comprender y explicar, hasta donde ello sea posible, nuestra realidad –con fundamento en reflexiones y análisis sólidos—, nos conduce a “explicaciones” y “alternativas” carentes de sustento plausible y contrastable.

En este sentido inicié el articulo con unas cuantas preguntas que darían pie a las glosas; ¿Qué son las clases sociales? ¿Cuáles son los criterios y parámetros imprescindibles para su definición, comprensión y explicación?

A modo de tesis o premisas, en la precedente glosa, tratando de responder a las interrogantes que guiarían la exposición expresé:

Primera. Desde antes que Marx y Engels o Lenin trataran esta cuestión, ya se apreciaba una idea clasificatoria de la sociedad.

Segunda. Las clases sociales se diferenciaban en función del lugar que ocupaban los individuos o sectores de la sociedad en la producción y reproducción de las condiciones materiales de existencia de tales grupos o individuos –léase la producción económica—.

Tercera. Hasta el siglo XIX el concepto de clase social se identificaba con el funcionamiento mismo de la sociedad, tanto en sentido económico como político.

Cuarta. En Marx son tres las categorías esenciales para la definición de clases sociales: 1) la categoría de propiedad, 2) la de fuentes de ingresos y, 3) la que se refiere al modo de producción. He aquí que nuestra primera aproximación, sumamente clara, es de naturaleza económica. Por otro lado, el mismo Marx introducirá en sus análisis otra categoría que es preciso ubicar dentro de la noción de clase social; aludo aquí a la cuestión relativa a la “conciencia de clase”.

Posteriormente adicioné otras cuestiones necesarias para precisar el asunto de la “conciencia de clase” como referente adyacente a la categoría de “clase social” y pregunté: ¿Qué es la conciencia de clase y cómo se articula con la noción de clase social?

Quinta. Si las “clases sociales” aparecen como producto de las relaciones sociales de producción objetivas; la conciencia de tales relaciones objetivas vendría siendo la “Conciencia de clase”; es decir, la conciencia de clase es la representación consciente posible de los intereses de dicha clase social en un modo de producción dado.

Sexta. Queda claro aquí que la “conciencia de clase” no es un requisito para definir a una clase social porque ésta se halla subordinada a las relaciones objetivamente existentes en el hecho de la producción económica mediante las relaciones sociales de producción.

Séptima. La “conciencia de clase” es la base de los procesos de transformación de las condiciones materiales de existencia. Sin ésta, el individuo, o la masa no dejarán de ser una clase social “en sí” por el hecho de ser una parte “enajenada” o “alienada” al hecho mismo de la producción.

Octava. Otra cuestión importante consiste en responder a una pregunta crucial relacionada estrechamente con las nociones de “clase social” y “conciencia de clase” ¿Qué es la ideología?

Novena. En el Manifiesto Comunista, al hablar de “conciencia de clase”, particularmente la del proletariado, le impone a la “ideología” un carácter de necesidad práctica para la acción política y revolucionaria.

Hasta aquí parece claro que las nociones de clase sociales, conciencia de clase e ideología se encuentran sinérgicamente imbricadas y trascienden claramente las ideas subyacentes a los debates que actualmente se atribuyen la representación legítima de los intereses del “pueblo”, o de los “sectores” populares, categoría, que deberemos más adelante precisar.

Parece quedar perfectamente claro hasta aquí que bajo la perspectiva del marxismo los conceptos de clase social, estructura de clases y lucha de clases tienen una presencia fundamental.

La categoría de “Lucha de clases”, en este sentido, debe ser abordada inmediatamente para precisar aún más la cuestión relativa a la “Conciencia de clase”.

¿En qué consiste la “Lucha de clases”?

Como es ampliamente sabido, en El manifiesto del Partido Comunista (1848) Marx y Engels comienzan el texto, desde el capítulo I, Burgueses y proletarios, con el siguiente párrafo: “Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases” y, para rematar, escriben:

Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras, franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.

Esta lucha o confrontación, ha sido y es inevitable y, hasta la época en que fue redactado El manifiesto, concluía con esta sentencia:

La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal no ha abolido los antagonismos de clase.  Lo que ha hecho ha sido crear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas.

Parece que sin un gran esfuerzo intelectual de interpretación y sin grandes dotes hermenéuticas, podemos afirmar que las nociones de “Clases sociales”, “Lucha o confrontación de clases” y persistencia de las “clases sociales” –al margen de los nombres con los cuales se refieran a éstas en las diferentes épocas de la historia-, la existencia de las sociedades, hasta nuestros días –esta tercera década del siglo XXI—será incomprensible e inexplicable sin la existencia de la “Lucha de clases”, de las “clases sociales” y la “conciencia de clase”.

Enseguida, hegelianamente asumido por Marx y Engels, la presencia de estamentos o sectores de la sociedad agrupados bajo el concepto de “clases sociales”, son una muestra clara de que, hasta 1848 –aunque también podemos plantearlo hasta nuestra realidad sociopolítica—, la contradicción antitética y dialéctica de las clases sociales antagónicas, confrontadas por diferentes formas de lucha y organización, evidencian que el “motor de la historia” inevitable es y seguirá siendo, mientras no sea resuelta la contradicción, la “Lucha de clases”.

Más adelante, en el segundo capítulo del Manifiesto, Proletarios y comunistas”, expresan: “El objetivo inmediato de los comunistas es idéntico al que persiguen los demás partidos proletarios en general: formar la conciencia de clase del proletariado, derrocar el régimen de la burguesía, llevar al proletariado a la conquista del Poder”.

Resalto aquí, sobre todo, la expresión “formar la conciencia de clase del proletariado”.

Esta idea, strictum sensu, le imprime una materialidad práctica a “la conciencia de clase del proletariado”, la cual permite la orientación selectiva de la acción política del éste –al frente de las demás clases sociales oprimidas y sojuzgadas por la clase social antagónica, la de la burguesía y los sectores o clases sociales que se subordinan a ésta—, en aras de transformar radicalmente –de raíz— las condiciones sociales de opresión y las relaciones de dominio/subordinación que favorecen el enriquecimiento de unos cuantos miembros de la sociedad –unos cuantos— y, a su vez, el enriquecimiento de los amplios sectores sociales oprimidos y empobrecidos económica, social y culturalmente. Asimismo, permite que los intereses de su clase primen sobre los intereses de las clases antagónicas.

Desde luego que la noción de “ideología” se hermana con la de “conciencia de clase” al ser la primera expresión de la segunda, sea burguesa o proletaria.

Como podemos derivar de lo expuesto hasta aquí, tanto la ideología como la conciencia de clase son dos categorías que no permiten definir las clases sociales pero que, sin embargo, son determinantes a la hora de comprender o explicar el desarrollo de la sociedad a lo largo de la historia.

Bajo este supuesto, las nociones de clasismo y clasista se refieren a la calificación tanto negativa como positiva de un individuo o grupo perteneciente a una clase social determinada hacia otros individuos o grupos sociales pertenecientes a otra clase social por su condición social o de clase.

Las expresiones clasistas tienden a calificar o adjetivar personas, actos o ideas, por su condición de clase, como despreciables o deseables, según sea el objeto de la calificación o descalificación.

Como antes expresamos y el propio Marx manifestaba en su Carta a Joseph Weydemeyer, fechada el día 5 de marzo de 1852:

Por lo que a mí se refiere, no me cabe el mérito de haber descubierto la existencia de las clases en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses habían expuesto ya el desarrollo histórico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatomía económica de éstas.

Por ende, no es obra del pensamiento y obra marxista este asunto y, desde luego, a la postre, no podría permanecer inamovible esta elaboración teórica y política.

Ya colocados dentro de la segunda mitad del siglo XX y dentro de los contextos de naciones que se hallaban en América Latina, Asia o África, algunos teóricos árabes, africanos o latinoamericanos plantearon la cuestión relativa a la existencia de las comunidades o grupos tales como los campesinos y los pueblos indios, además de los sectores sociales separados de esta clasificación, por ello se planteó la necesidad de reconceptualizar la cuestión.

Las actividades englobadas dentro de las “estrategias de supervivencia” fuera o más allá de los empleos formales –que, por lo demás, abarca sectores de la sociedad que implica un porcentaje muy alto de ésta, en la actualidad, como parte de este conglomerado— complejizó aún más la cuestión.

Esto condujo a la necesidad de realizar la reflexión con base en dos niveles de análisis; el nivel económico, centrado en el empleo y las formas de obtención de los recursos necesarios para subsistir y, en lo que se definió como el nivel social de vida, expresado por los bienes y servicios de los cuales dispone para su existencia, más allá de la subsistencia básica –vivienda, agua potable, servicios educativos y de salud, etcétera—.

Esta aproximación, sin embargo, no implicaba, de ningún modo, la sustitución de las nociones de “Conciencia de clase” y de “Luchas de clases” porque éstas, como opción socio/política e ideológica permanecen en la lógica de la vida política en las naciones referidas que aún aspiran a abatir la pobreza, la opresión, las relaciones de dominio/subordinación y la explotación que permanecen en el ámbito macrosocial.

Esto es, más allá, de las definiciones adaptadas a la realidad contemporánea, la necesidad de poseer las categorías de clases sociales y de lucha entre ellas es inevitable.

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